jueves, 22 de octubre de 2009

martes, 20 de octubre de 2009

Paren las prensas... Esto no nos gusta...

Hace unos días publiqué un comentario en la página web de un periódico de Cartago, la dirección es http://www.micartago.com/index.php?news=1273 sin embargo el comentario se eliminó, así que publiqué una queja, confieso que me indigna la forma en la que, me parece, la gente maneja la libertad de expresión. El comentario de queja fue:

Desde hace años los medios poderosos en este país, aliados al gobierno y sostenedores del status quo, nos tienen dulcemente engañados y filtran sibilinamente todo aquello que no le agrade al sistema o al periodista de turno, inicialmente me había agradado ver que acá los periodistas hablaban de lo que verdaderamente se daba. Verdaderos periodistas pensaba yo... Pero dado la forma en la que se da una negación de la publicación de un comentario que contradice un artículo, no tengo más que llevarlos a ustedes a la misma y triste calificación. Solo me gustaría saber basados en que antojadiza lectura de la libertad de expresión no se publicó un comentario. Esta es una descepción que comparto con mis compañeros ticobloggeros de este país.

Me pregunto si piensan convertirse en una nueva Nación o si piensan crear un canal de Televisión?

Hay una frase que me encanta, es de un personaje de la revolución francesa y dice... No estoy de acuerdo con lo que dices pero daría hasta mi vida por tu derecho a decirlo...

Creo que la única salida que queda es la de los Blogs, y que ahí espero encontrar solidaridad...

domingo, 11 de octubre de 2009

De Freud a la Lacán: el asunto de la Bisexualidad (Una relectura)

Para Freud la bisexualidad (bisexualität) es un concepto fundamental, aunque el mismo naciera a la sombra que Wilhem Fliess proyectaba. Sombra fundamental en el autoanálisis de Freud, tal y como es conocido por los y las colegas.

Como muchos aspectos psiconalíticos y siempre a la sombra de la formación de Freud como neurólogo la bisexualidad es una evidencia física, es conocido por todos y todas que el embrión tiene características morfológicas de ambos sexos, y en todo hombre o mujer existen vestigios del aparato genital del sexo opuesto.

El celebre "Daimón" de Freud otorgaba gran importancia a la bisexualidad biológica, para él, el conflicto con la represión se enmarcaba dentro de la lucha entre las tendencias masculinas y femeninas. Freud lo resumiría como: "El sexo (...) dominante en la persona habría reprimido en el inconsciente la representación psíquica del sexo vencido", tiempo después y lamentando el fracaso del psicoanálisis ortodoxo dirá: "(...) la teoría de la bisexualidad comporta todavía numerosos puntos oscuros, y debemos sentirnos incómodos en psicoanálisis por no haber podido enlazarla con la teoría de las pulsiones".

Los problemas conceptuales freudianos alrededor de la bisexualidad arrancan de diferentes puntos a saber:

. El concepto de bisexualidad implicaría tener claros otros conceptos como masculino o femenino, sin embargo estos varían desde un punto de vista geográfico, sociológico, psicológico y aún biológico.

. Freud no las tenía consigo respecto a la mezcla que hizo Fliess entre los conceptos de represión y bisexualidad. Para Freud la represión se daba alrededor de conflictos masculinos y feméninos, y no en referencia a un sexo "ganador" y uno "vencido", todas las personas tenemos pulsiones de ambos tipos.

Sin embargo en Die endliche und die unendliche Analyse de 1937 (Análisis Terminable e Interminable) Freud dice que lo que se reprime es lo que va en contra del sexo de la persona, entendiendo este biunívocamente (actitud femenina en el hombre, complejo de castración en la mujer).

. Además es difícil conciliar la bisexualidad biológica cuando para Freud lo más importante es la prevalencia del "Falo" en uno u otro sexo.

Lacán por su parte nos va a hablar del fantasma, que no implicaría un choque con la realidad, una oposición, porque no es aquello que funda negativamente una realidad, sino aquello que sostiene la realidad del sujeto mismo e impregna su vida, pensemos en el fantasma como la forma en la que se estructura el deseo, deseo que, como nos enseña el maestro francés, es deseo del Otro. Por lo tanto implica que es la forma de ser del sujeto con respecto al Otro, algo que vuelve siempre al mismo sitio, como diría Freud es repetición. Es algo fijo, algo que le da al sujeto una significación absoluta.

Es algo que es diferente del síntoma, porque el síntoma relanza una cadena significante, es el significante del Otro, el fantasma es un comienzo absoluto, el fantasma viene de la falta en el Otro,clínicamente hablando: del síntoma se habla, del fantasma se calla. El fantasma da una certeza ahí donde un saber está ausente. El síntoma pregunta al sujeto supuesto saber, el fantasma es la base de la realidad, aunque en clave lacaniana deberíamos decir de lo real, no de la realidad.

Imaginemos el juego de un niño, esta es una actividad central y se apoya en lo real del infante, pero años después ya el niño no juega, que cosa quedó ahí para conectarlo con la realidad, pues el fantasma.

¿Pero de donde nace ese deseo, esa falta del Otro? Nace de la inconsistencia del la lengua, porque yo conozco un significado porque otro significante me lo dice, pero no hay un significante último, algo que diga que todo lo anterior está bien o está mal.

Ante esta imposibilidad de simbolización yo necesito una respuesta, respuesta que siempre involucra al cuerpo como imagen. Pero esas investiduras de un cuerpo son en realidad de otro cuerpo, porque se refiere al Otro. El cuerpo en el fantasma viene dado como imagen, pero también en relación con las pulsiones y esto articula la sexualidad en tanto y cuanto las pulsiones tienen un objeto.


El deseo del Otro es el falo, pero un sólo significante no alcanza para describir la relación sexual, por eso el niño inventa la universalidad del pene (pene en la madre, pene en las niñas, pene en todo el mundo), pero descubre la vagina y su teoría cae, porque el niño trata de ser el falo que la madre desea, si la madre no tiene el desaparece, acá es cuando el cuerpo y el fantasma se unen, el cuerpo es un falo para la madre. Ser o no ser diría Hamlet, porque el neurótico tiene un hueco en lo simbólico, seré el falo? se pregunta...

En lugar de bisexual Lacán va a hablar de unisexualidad, puesto que no hay significante para la relación sexual existe sólo una posible postura, Wo es war, soll Ich werden (Donde hay ello, yo debe venir) diría Freud, lo cual debería ser traducido como donde había misería de goce, objeto en el fantasma, desgracia del ser, debo advenir como sujeto de deseo.

Sociológicamente hablando sin embargo, la bisexualidad se considera una opción válida para los sujetos, pero eso es el universo de muchos...

De Freud a la Lacán: el asunto de la Bisexualidad (Una relectura)

Para Freud la bisexualidad (bisexualität) es un concepto fundamental, aunque el mismo naciera a la sombra que Wilhem Fliess proyectaba. Sombra fundamental en el autoanálisis de Freud, tal y como es conocido por los y las colegas.

Como muchos aspectos psiconalíticos y siempre a la sombra de la formación de Freud como neurólogo la bisexualidad es una evidencia física, es conocido por todos y todas que el embrión tiene características morfológicas de ambos sexos, y en todo hombre o mujer existen vestigios del aparato genital del sexo opuesto.

El celebre "Daimón" de Freud otorgaba gran importancia a la bisexualidad biológica, para él, el conflicto con la represión se enmarcaba dentro de la lucha entre las tendencias masculinas y femeninas. Freud lo resumiría como: "El sexo (...) dominante en la persona habría reprimido en el inconsciente la representación psíquica del sexo vencido", tiempo después y lamentando el fracaso del psicoanálisis ortodoxo dirá: "(...) la teoría de la bisexualidad comporta todavía numerosos puntos oscuros, y debemos sentirnos incómodos en psicoanálisis por no haber podido enlazarla con la teoría de las pulsiones".

Los problemas conceptuales freudianos alrededor de la bisexualidad arrancan de diferentes puntos a saber:

. El concepto de bisexualidad implicaría tener claros otros conceptos como masculino o femenino, sin embargo estos varían desde un punto de vista geográfico, sociológico, psicológico y aún biológico.

. Freud no las tenía consigo respecto a la mezcla que hizo Fliess entre los conceptos de represión y bisexualidad. Para Freud la represión se daba alrededor de conflictos masculinos y feméninos, y no en referencia a un sexo "ganador" y uno "vencido", todas las personas tenemos pulsiones de ambos tipos.

Sin embargo en Die endliche und die unendliche Analyse de 1937 (Análisis Terminable e Interminable) Freud dice que lo que se reprime es lo que va en contra del sexo de la persona, entendiendo este biunívocamente (actitud femenina en el hombre, complejo de castración en la mujer).

. Además es difícil conciliar la bisexualidad biológica cuando para Freud lo más importante es la prevalencia del "Falo" en uno u otro sexo.

Lacán por su parte nos va a hablar del fantasma, que no implicaría un choque con la realidad, una oposición, porque no es aquello que funda negativamente una realidad, sino aquello que sostiene la realidad del sujeto mismo e impregna su vida, pensemos en el fantasma como la forma en la que se estructura el deseo, deseo que, como nos enseña el maestro francés, es deseo del Otro. Por lo tanto implica que es la forma de ser del sujeto con respecto al Otro, algo que vuelve siempre al mismo sitio, como diría Freud es repetición. Es algo fijo, algo que le da al sujeto una significación absoluta.

Es algo que es diferente del síntoma, porque el síntoma relanza una cadena significante, es el significante del Otro, el fantasma es un comienzo absoluto, el fantasma viene de la falta en el Otro,clínicamente hablando: del síntoma se habla, del fantasma se calla. El fantasma da una certeza ahí donde un saber está ausente. El síntoma pregunta al sujeto supuesto saber, el fantasma es la base de la realidad, aunque en clave lacaniana deberíamos decir de lo real, no de la realidad.

Imaginemos el juego de un niño, esta es una actividad central y se apoya en lo real del infante, pero años después ya el niño no juega, que cosa quedó ahí para conectarlo con la realidad, pues el fantasma.

¿Pero de donde nace ese deseo, esa falta del Otro? Nace de la inconsistencia del la lengua, porque yo conozco un significado porque otro significante me lo dice, pero no hay un significante último, algo que diga que todo lo anterior está bien o está mal.

Ante esta imposibilidad de simbolización yo necesito una respuesta, respuesta que siempre involucra al cuerpo como imagen. Pero esas investiduras de un cuerpo son en realidad de otro cuerpo, porque se refiere al Otro. El cuerpo en el fantasma viene dado como imagen, pero también en relación con las pulsiones y esto articula la sexualidad en tanto y cuanto las pulsiones tienen un objeto.


El deseo del Otro es el falo, pero un sólo significante no alcanza para describir la relación sexual, por eso el niño inventa la universalidad del pene (pene en la madre, pene en las niñas, pene en todo el mundo), pero descubre la vagina y su teoría cae, porque el niño trata de ser el falo que la madre desea, si la madre no tiene el desaparece, acá es cuando el cuerpo y el fantasma se unen, el cuerpo es un falo para la madre. Ser o no ser diría Hamlet, porque el neurótico tiene un hueco en lo simbólico, seré el falo? se pregunta...

En lugar de bisexual Lacán va a hablar de unisexualidad, puesto que no hay significante para la relación sexual existe sólo una posible postura, Wo es war, soll Ich werden (Donde hay ello, yo debe venir) diría Freud, lo cual debería ser traducido como donde había misería de goce, objeto en el fantasma, desgracia del ser, debo advenir como sujeto de deseo.

Sociológicamente hablando sin embargo, la bisexualidad se considera una opción válida para los sujetos, pero eso es el universo de muchos...

De Freud a la Lacán: el asunto de la Bisexualidad (Una relectura)

Para Freud la bisexualidad (bisexualität) es un concepto fundamental, aunque el mismo naciera a la sombra que Wilhem Fliess proyectaba. Sombra fundamental en el autoanálisis de Freud, tal y como es conocido por los y las colegas.

Como muchos aspectos psiconalíticos y siempre a la sombra de la formación de Freud como neurólogo la bisexualidad es una evidencia física, es conocido por todos y todas que el embrión tiene características morfológicas de ambos sexos, y en todo hombre o mujer existen vestigios del aparato genital del sexo opuesto.

El celebre "Daimón" de Freud otorgaba gran importancia a la bisexualidad biológica, para él, el conflicto con la represión se enmarcaba dentro de la lucha entre las tendencias masculinas y femeninas. Freud lo resumiría como: "El sexo (...) dominante en la persona habría reprimido en el inconsciente la representación psíquica del sexo vencido", tiempo después y lamentando el fracaso del psicoanálisis ortodoxo dirá: "(...) la teoría de la bisexualidad comporta todavía numerosos puntos oscuros, y debemos sentirnos incómodos en psicoanálisis por no haber podido enlazarla con la teoría de las pulsiones".

Los problemas conceptuales freudianos alrededor de la bisexualidad arrancan de diferentes puntos a saber:

. El concepto de bisexualidad implicaría tener claros otros conceptos como masculino o femenino, sin embargo estos varían desde un punto de vista geográfico, sociológico, psicológico y aún biológico.

. Freud no las tenía consigo respecto a la mezcla que hizo Fliess entre los conceptos de represión y bisexualidad. Para Freud la represión se daba alrededor de conflictos masculinos y feméninos, y no en referencia a un sexo "ganador" y uno "vencido", todas las personas tenemos pulsiones de ambos tipos.

Sin embargo en Die endliche und die unendliche Analyse de 1937 (Análisis Terminable e Interminable) Freud dice que lo que se reprime es lo que va en contra del sexo de la persona, entendiendo este biunívocamente (actitud femenina en el hombre, complejo de castración en la mujer).

. Además es difícil conciliar la bisexualidad biológica cuando para Freud lo más importante es la prevalencia del "Falo" en uno u otro sexo.

Lacán por su parte nos va a hablar del fantasma, que no implicaría un choque con la realidad, una oposición, porque no es aquello que funda negativamente una realidad, sino aquello que sostiene la realidad del sujeto mismo e impregna su vida, pensemos en el fantasma como la forma en la que se estructura el deseo, deseo que, como nos enseña el maestro francés, es deseo del Otro. Por lo tanto implica que es la forma de ser del sujeto con respecto al Otro, algo que vuelve siempre al mismo sitio, como diría Freud es repetición. Es algo fijo, algo que le da al sujeto una significación absoluta.

Es algo que es diferente del síntoma, porque el síntoma relanza una cadena significante, es el significante del Otro, el fantasma es un comienzo absoluto, el fantasma viene de la falta en el Otro,clínicamente hablando: del síntoma se habla, del fantasma se calla. El fantasma da una certeza ahí donde un saber está ausente. El síntoma pregunta al sujeto supuesto saber, el fantasma es la base de la realidad, aunque en clave lacaniana deberíamos decir de lo real, no de la realidad.

Imaginemos el juego de un niño, esta es una actividad central y se apoya en lo real del infante, pero años después ya el niño no juega, que cosa quedó ahí para conectarlo con la realidad, pues el fantasma.

¿Pero de donde nace ese deseo, esa falta del Otro? Nace de la inconsistencia del la lengua, porque yo conozco un significado porque otro significante me lo dice, pero no hay un significante último, algo que diga que todo lo anterior está bien o está mal.

Ante esta imposibilidad de simbolización yo necesito una respuesta, respuesta que siempre involucra al cuerpo como imagen. Pero esas investiduras de un cuerpo son en realidad de otro cuerpo, porque se refiere al Otro. El cuerpo en el fantasma viene dado como imagen, pero también en relación con las pulsiones y esto articula la sexualidad en tanto y cuanto las pulsiones tienen un objeto.


El deseo del Otro es el falo, pero un sólo significante no alcanza para describir la relación sexual, por eso el niño inventa la universalidad del pene (pene en la madre, pene en las niñas, pene en todo el mundo), pero descubre la vagina y su teoría cae, porque el niño trata de ser el falo que la madre desea, si la madre no tiene el desaparece, acá es cuando el cuerpo y el fantasma se unen, el cuerpo es un falo para la madre. Ser o no ser diría Hamlet, porque el neurótico tiene un hueco en lo simbólico, seré el falo? se pregunta...

En lugar de bisexual Lacán va a hablar de unisexualidad, puesto que no hay significante para la relación sexual existe sólo una posible postura, Wo es war, soll Ich werden (Donde hay ello, yo debe venir) diría Freud, lo cual debería ser traducido como donde había misería de goce, objeto en el fantasma, desgracia del ser, debo advenir como sujeto de deseo.

Sociológicamente hablando sin embargo, la bisexualidad se considera una opción válida para los sujetos, pero eso es el universo de muchos...

El tema de la bisexualidad desde Freud

Para Freud la bisexualidad (bisexualität) es un concepto fundamental, aunque el mismo naciera a la sombra que Wilhem Fliess proyectaba. Sombra fundamental en el autoanálisis de Freud, tal y como es conocido por los y las colegas.

Como muchos aspectos psiconalíticos y siempre a la sombra de la formación de Freud como neurólogo la bisexualidad es una evidencia física, es conocido por todos y todas que el embrión tiene características morfológicas de ambos sexos, y en todo hombre o mujer existen vestigios del aparato genital del sexo opuesto.

El celebre "Daimón" de Freud otorgaba gran importancia a la bisexualidad biológica, para él, el conflicto con la represión se enmarcaba dentro de la lucha entre las tendencias masculinas y femeninas. Freud lo resumiría como: "El sexo (...) dominante en la persona habría reprimido en el inconsciente la representación psíquica del sexo vencido", tiempo después y lamentando el fracaso del psicoanálisis ortodoxo dirá: "(...) la teoría de la bisexualidad comporta todavía numerosos puntos oscuros, y debemos sentirnos incómodos en psicoanálisis por no haber podido enlazarla con la teoría de las pulsiones".

Los problemas conceptuales freudianos alrededor de la bisexualidad arrancan de diferentes puntos a saber:

. El concepto de bisexualidad implicaría tener claros otros conceptos como masculino o femenino, sin embargo estos varían desde un punto de vista geográfico, sociológico, psicológico y aún biológico.

. Freud no las tenía consigo respecto a la mezcla que hizo Fliess entre los conceptos de represión y bisexualidad. Para Freud la represión se daba alrededor de conflictos masculinos y feméninos, y no en referencia a un sexo "ganador" y uno "vencido", todas las personas tenemos pulsiones de ambos tipos.

Sin embargo en Die endliche und die unendliche Analyse de 1937 (Análisis Terminable e Interminable) Freud dice que lo que se reprime es lo que va en contra del sexo de la persona, entendiendo este biunívocamente (actitud femenina en el hombre, complejo de castración en la mujer).

. Además es difícil conciliar la bisexualidad biológica cuando para Freud lo más importante es la prevalencia del "Falo" en uno u otro sexo.

Lacán por su parte nos va a hablar del fantasma, que no implicaría un choque con la realidad, una oposición, porque no es aquello que funda negativamente una realidad, sino aquello que sostiene la realidad del sujeto mismo e impregna su vida, pensemos en el fantasma como la forma en la que se estructura el deseo, deseo que, como nos enseña el maestro francés, es deseo del Otro. Por lo tanto implica que es la forma de ser del sujeto con respecto al Otro, algo que vuelve siempre al mismo sitio, como diría Freud es repetición. Es algo fijo, algo que le da al sujeto una significación absoluta.

Es algo que es diferente del síntoma, porque el síntoma relanza una cadena significante, es el significante del Otro, el fantasma es un comienzo absoluto, el fantasma viene de la falta en el Otro,clínicamente hablando: del síntoma se habla, del fantasma se calla. El fantasma da una certeza ahí donde un saber está ausente. El síntoma pregunta al sujeto supuesto saber, el fantasma es la base de la realidad, aunque en clave lacaniana deberíamos decir de lo real, no de la realidad.

Imaginemos el juego de un niño, esta es una actividad central y se apoya en lo real del infante, pero años después ya el niño no juega, que cosa quedó ahí para conectarlo con la realidad, pues el fantasma.

¿Pero de donde nace ese deseo, esa falta del Otro? Nace de la inconsistencia del la lengua, porque yo conozco un significado porque otro significante me lo dice, pero no hay un significante último, algo que diga que todo lo anterior está bien o está mal.

Ante esta imposibilidad de simbolización yo necesito una respuesta, respuesta que siempre involucra al cuerpo como imagen. Pero esas investiduras de un cuerpo son en realidad de otro cuerpo, porque se refiere al Otro. El cuerpo en el fantasma viene dado como imagen, pero también en relación con las pulsiones y esto articula la sexualidad en tanto y cuanto las pulsiones tienen un objeto.


El deseo del Otro es el falo, pero un sólo significante no alcanza para describir la relación sexual, por eso el niño inventa la universalidad del pene (pene en la madre, pene en las niñas, pene en todo el mundo), pero descubre la vagina y su teoría cae, porque el niño trata de ser el falo que la madre desea, si la madre no tiene el desaparece, acá es cuando el cuerpo y el fantasma se unen, el cuerpo es un falo para la madre. Ser o no ser diría Hamlet, porque el neurótico tiene un hueco en lo simbólico, seré el falo? se pregunta...

En lugar de bisexual Lacán va a hablar de unisexualidad, puesto que no hay significante para la relación sexual existe sólo una posible postura, Wo es war, soll Ich werden (Donde hay ello, yo debe venir) diría Freud, lo cual debería ser traducido como donde había misería de goce, objeto en el fantasma, desgracia del ser, debo advenir como sujeto de deseo.

Sociológicamente hablando sin embargo, la bisexualidad se considera una opción válida para los sujetos





sábado, 10 de octubre de 2009

Esos pobres ricos



He tratado de remitirme siempre a investigaciones sobre temas psicoanalíticos, hace tiempo Freud escribió que los poetas estaban muy cerquita de los psicoanalistas, me mandaron este ensayo de Ana Istarú y creo que es sumamente bello y realista:

Cuando era una niña de corta edad, acumulé en mi inevitable chancho de barro la pequeña fortuna de siete colones. Quebré mi alcancía, conté las monedas y se las regalé a mamá. Esta, perpleja, me preguntó por qué lo hacía. "Porque como no tengo permiso de ir a la pulpería, ¿de qué me sirven?" Había comprendido tempranamente el valor metafísico del dinero. Un colón que no se transformaba en veinte caramelos de leche no era más que un inútil pedazo de metal.
Quizás he pagado caro este precoz desdén, pues desde entonces poderoso caballero don Dinero no se ha desvivido mucho por ofrecerme compañía. Quizás como represalia por mi escogimiento de carrera: la pluma, y para empeorar las cosas, las tablas, en vez de la toga y el birrete que me lanzara desde su tumba el abuelo Joaquín. Actriz y poetisa, para bochorno de mi cédula de identidad: la cuasi-indigencia bañada de metáforas.
Sin embargo, sigo pensando como aquella niña. Y cuando mi hermano suspira consternado y me pregunta desde su alma de hormiga a mi espíritu de cigarra, por qué en vez de pasar Semana Santa en un coqueto hotel de playa no sustituyo mi acalambrada y agonizante refrigeradora por una nueva, le respondo: "Porque mis hijas, de grandes, nunca van a decir: -¡Ay!, ¿te acordás qué refri más bonita la que había en casa?" En cambio, el olor del mar las protegerá per sécula de toda desventura. Bueno, no soy tan imprudente como para despotricar contra el dinero en un periódico destinado a tan curioso tema. Ni voy a fingir que no lo aprecio ni lo necesito. Simplemente me pregunto, como tantos otros proletarios comunes y silvestres, qué pudo mover a tan poderosos y distinguidos políticos de nobles cunas y de otras más desamparadeñas, a su gloria manchar. La de ellos y la de su patria.

Convendremos en que los más destacados, dinero ya tenían. Posición. Su campito en el examen de historia. Prestigio, del hecho en casa y del de afuera. ¿Cómo, entonces, convertirse en carne de codicia, en adictos a lujurientas cuentas bancarias, abiertas como ventosas, profundas e inagotables como el vértigo? ¿Para qué, digo yo? Si aunque se revuelquen en un pozo de billetes no lograrán ser más jóvenes, ni más bellos, ni más útiles, ni más sabios, ni más bondadosos, ni mejores padres, ni mejores hijos, ni mejores amantes.
Por más habitaciones que tenga una casa, o campos de golf en el vecindario, o mármoles cursis de nuevo rico, nunca será nada más que una casa. Una casa sirve, por ejemplo, para llenarla de hijos, o de amigos, o para traspasar el umbral con el hombre amado en brazos. No, perdón, la tradición es a la inversa. (Sigo teniendo problemas con los estereotipos). Una casa no es más que una casa. Y un carro o una cuadrilla de carros, un atajo de chunches. Chunches, del "latín" indígena: coso, aparejo, carajada.
No tienen más que un cuerpo. ¿Cuánto Armani, Dior, Cardin, Saint-Laurent aguanta un cuerpo? ¿Cuánto champán soporta un gaznate? ¿Qué creían, que a punta de cheques escaparían al ominoso destino de ser tercermundistas? ¿Que serían nórdicos, europeos y tratados como tales en tan flamante contexto? ¿Que el resto de los ticos éramos esa parentela pobre que se esconde, ese primo con retardo que hay que disimular en la cocina? ¿Ese número de incómodos compatriotas cuya existencia (léase la de ancianos, léase la de niños), poco importa, aunque el equipo médico que pueda salvarlos no llegue y el finlandésmente inútil les cueste la vida?
Queridos lectores: no nos quieren. Si nos quisieran, no habrían hecho lo que hicieron. Ni a sus hijos, que no podrán volver a poner un pie en una cafetería sin que les hierva en la frente un estigma de sal. Y no lo digo sin dolor, pues alguno hay que despertó mi aprecio y hoy trata de rescatar su nombre, como quien saca una llave de una alcantarilla.
Dichoso aquel que tiene un hijo que llevarse a los labios, un viejo que escuchen sus oídos, un talle que abrazar, el sudor de su frente y el amor de sus vecinos, pan sobre la mesa y paz en el corazón.

Hay gente tan pobre, que lo único que tiene es dinero.