sábado, 27 de diciembre de 2008

LA MIRADA COMO DISPOSITIVO PSICOANALÍTICO

“Durante una noche muy activa de la semana pasada, cuando me hallaba presa de ese estado de doloroso malestar que representa la condición óptima para mi actividad cerebral, las barreras se levantaron de pronto, los velos cayeron y mi mirada pudo penetrar de golpe desde los detalles de las neurosis hasta las condiciones mismas de la consciencia”.
Carta de Freud a Fliess No 32.

La presencia del analista es una manifestación del inconciente, es algo mediado por la palabra que se dice en el discurso y por la que se hace presente en la mirada. En este encuentro se forma entonces el tercero analítico, sujeto de la fantasía y lugar cuyos límites no se ven a primera vista, pero que implican que algo diferente se forma en ese acto, algo nace y la mirada es uno de los mediatizadores que validan ese nacimiento. (Vasallo, 2005)

Pero el analista aspira a no mirar, porque mirar es privilegiar un contenido para poder poner la atención sobre él, mirar sería un enemigo de la atención libre.

Es aquí donde se debe diferenciar el ver y el mirar, el primero se refiere al posar los ojos, es meramente el acto fisiológico donde un estímulo lumínico se convierte en impulsos nerviosos que viajan al cerebro, y se traduce en imágenes, es un acto pasivo, y el mirar implica que lo que llegó hasta este cerebro es resignificado desde nuestro aparato psíquico, es un acto activo. (Català, S.A.)

En su modelo óptico de 1954, Lacán va a decir que la posición de un sujeto en el orden simbólico va a depender por la forma en la que lo imaginario se articula con lo real, lo cual va estar representado por la imagen en el ángulo de un espejo plano. Es decir que el sujeto adquiere un lugar en cuanto una mirada lo significa y se traduce en un nudo de lo real, lo simbólico y lo imaginario. (Evans, 1997).

Obviamente no podría darse la mayor asepsia posible( que no deja de tener visos de sueño, pero que también implica aspiración y el respeto por la pureza del concepto de inconciente) si el analista se ocupa de mirar, esto sería el equivalente a decir que mirar produce sordera.

La mirada del analista es el testigo de un inconsciente que se pierde en el discurso, porque por su misma naturaleza, el inconsciente se reconoce en las pérdidas y es precisamente en el sitio de estas pérdidas en donde surge la formación de compromiso que lo llena, que lo hace conocerse, pero al mismo tiempo lo desaparece. Acto visible en especial en la cura posible que define el tratamiento analítico de la psicosis, un analista que sirve como testigo y garante en la articulación del delirio. (Kristeva, 1988; Vasallo, 2005)

Porque el deseo en sus más abyectas formas es algo acotado por la mirada de la sociedad que le pone un límite a sus horribles manifestaciones que convocan los deseos personales. Es una mirada que lo nombra y por lo tanto lo reconoce, le da existencia, no se puede mirar sin opinar, en la mirada hay actores, hay quien ve y quien mira, en el análisis el analista ve, pero no mira, mirar significaría poner a jugar sus conflictos. La mirada no está en el ojo. (Litjamer, S.A.).

Cuando digo que la mirada no esta en el ojo, me refiero a que la mirada, en tanto significado, está en el discurso, y el no ver a un paciente solo traduce en términos reales lo que debería de darse, de la mano de la atención libre. Si la mirada estuviera exclusivamente en el ojo sería suficiente bloquear este órgano, para terminar con la mirada, pero esto no es así. Lo que nos lleva a considerar la mirada como un acto sumamente complejo que no se reduce a la mera conducción del estímulo nervioso.

La mirada del analista adquiere entonces el estatus de esa mirada social que se traduce en vergüenza, que hace que surja la vergüenza ahí donde se espera la asociación libre, vergüenza –mirada es el movimiento que adquiere los visos de la resistencia que limita el discurso analítico. Porque aunque el analista no mira, solo escucha, para el analizado en su fantasía transferencial es la ley en muy diversas formas y por lo tanto una instancia potencialmente censuradora. La mera presencia evoca la mirada, porque evoca la censura. (Litjamer, S.A.).

Este deseo lo es porque existe otro deseo que lo reconoce en la mirada, es donde surge lo abyecto de Kristeva, es un lugar donde mi deseo se reconoce en ese momento particular del análisis. Lo abyecto es lo que se rechaza, lo que remite al asco, a la vergüenza y al rechazo. Y que más asqueroso que nuestros deseos prohibidos, si no lo fueran la represión sería sólo un sueño loco de poetas. (Kristeva, 1988).

El sujeto se define cuando él es voyeur, como dice Lacán “El espectáculo del mundo, en ese sentido, nos aparece como omnivoyeur (…), pero no como exhibicionista, no provoca nuestra mirada. Cuando empieza a provocarla, entonces empieza también nuestra sensación de extrañeza (Lacan, 1964, pág. 83).

Como lo expuso Sartre, citado por Evans, pag. 130: “Mi conexión fundamental con el Otro-como-sujeto tiene que poder remitirse a mi permanente posibilidad de ser visto por el Otro”.

Cuando el paciente en análisis se encuentra con esta mirada que provoca esa extrañeza, esto cristaliza en el rechazo, por eso desde aquí podría encontrarse la validez teórica del sitio que aparta la mirada para evitar que esto alcance cotas inmanejables, es decir el diván. Lacán lo dirá lapidariamente en su expresión “ustedes nunca me miran desde el lugar en que yo los veo” (Lacán, 1964, citado por Evans, 1997). Porque la mirada es precisamente el objeto sobre el que recae la pulsión escópica, lo cual fue expuesto maravillosamente por Freud en su análisis de Leonardo da Vinci, en la que habla de cómo la mirada voyeur, llena de curiosidad sexual, se transforma en la mirada permeada por los lentes del conocimiento científico. Curiosidad sexual en última instancia que se valida desde un nuevo lugar. (Freud, 1910).

“Desde luego, lo que con mayor frecuencia manifiesta una mirada es la convergencia de dos globos oculares en mi dirección. Pero la mirada se dará también cuando haya un murmullo de ramas, el sonido de pasos , seguidos por el silencio, la leve apertura de una persiana o el ligero movimiento de una cortina” (Sartre, citado por Evans, pag. 130)
Es desde este resignificar donde la mirada analítica adquiere más valor, pero también donde nace su peligro. Porque se ve a través del cristal del análisis personal. La mirada está precedida por el imaginario que nos lleva a posar nuestra vista para mirar antes del acto en sí, el mismo discurso analítico antecede la mirada como deseo y como reconocedora de deseos. Porque mirar es escoger el lugar donde se pone la vista, implica un juicio previo. (Català, S.A.)
Así que cuando ponemos algo ante nuestros ojos, digamos un libro, estamos interrumpiendo nuestra visión y pasamos a tener una mirada, porque lo que vemos esta mediado por una visión que nos antecede y nos lleva a permear nuestro acto, en el análisis, el quitar al paciente de nuestra vista equivale entonces a quitar un obstáculo, lo quitamos de nuestra mirada y pasamos a ver desde el inconciente… la llamada atención libre. (Català, S.A.)
La pregunta aquí es si ¿el acto de dejar de mirar para poder ver depende exclusivamente de poner al paciente fuera de la vista del terapeuta? ¿No estaríamos apostando por una dictadura que como todas siempre ha impedido mirar pero nunca ha evitado ver?
Sin embargo, ha quedado demostrado que el ver y el mirar son diferentes y que la palabra tiene también una función escópica, en el momento en el que analizado yace sobre el diván la presencia del analista recae sobre este mediante la palabra, la mirada siempre está presente en un peligroso asedio, depende del analista el mirar o no hacia ese sitio. La mirada y el ver no es algo que dependan en sí de un encuentro cara a cara. La aspiración es ver sin mirar.
La mirada es poderosa, y va mas allá de ver, porque está cargada de significado, basta recordar el poder que tiene la mirada del padre de la joven homosexual cuando la ve pasar junto a la mujer mayor, es precisamente el peso de esta mirada la que la lleva a caer, sie kam nieder (ir para abajo), la poderosa mirada provoca el acto falsario de tener el hijo añorado de su padre. (Freud, 1920).
Freud hace una interesante acotación en su ensayo “Lo Siniestro”, cuando habla del mal de ojo, y expone como precisamente en el mal de ojo lo que se hace es una proyección de la envidia propia en los demás y se piensa que está enviada, la cual viene del otro, se encuentra empoderada en su mirada. (Freud, 1919).
Las imágenes una vez que son percibidas por el yo se convierten en la sustancia del yo, entre el yo y el mundo se extiende una frontera, una dimensión imaginaria en la cual la mirada implica el percibir las cosas desde esta dimensión. (Català, S.A.)
Esto nos lleva a concluir que la mirada no va de la mano con la cercanía de los rostros, imagen que nos lleva a evocar lo erótico, pero que también nos hace pensar en la cama que llama a la sexualidad, y que el interior del consultorio se traduce en un “poderoso diván”.

No veo problema para que este juego entre erotismos, esta unión de inconscientes, desde lo abyecto de la pulsión hasta las maravillosas sublimaciones, se pueda dar frente a frente.

Creo que es obvio que la mirada, es un peso que puede trabajar a favor del analista, la misma vergüenza que produce no es algo que se encuentre en la presencia cara a cara, porque el analista se hace presente en su ausencia y su mismo discurso, sea ese un simple ajá, lo pone a jugar ahí en ese acto y la vergüenza surge no importa en el lugar en el que se encuentren las caras.



























BIBLIOGRAFÍA

Català, J. (S.A). La rebelión de la Mirada: Introducción a una fenomenología de la interfaz. En www.iva.ypf.es/formats/format3/cat_e.htm Accesado el 30 de Noviembre de 2008

Evans, D. (1997). Diccionario Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano. Buenos Aires: Editorial Paidós

Freud, S. (1910). Un Recuerdo Infantil de Leonardo Da Vinci. En Obras Completas Versión Electrónica. S.C. Editorial Nueva Helade, 1993

Freud, S. (1919). Lo Siniestro. En Obras Completas Versión Electrónica. S.C. Editorial Nueva Helade, 1993

Freud, S. (1920). Sobre la Psicogénesis de un Caso de Homosexualidad Femenina. En Obras Completas Versión Electrónica. S.C. Editorial Nueva Helade, 1993

Kristeva, J. (1988). Poderes de la Perversión. Buenos Aires: Editorial Siglo XXI

Lacan, J. (1964), El Seminario, Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanalisis, Barcelona: Ediciones Paidós, 1987.

Litjamer, L (S.A) La Mirada Invocada: los cuerpos en el arte de Marcus Harvey y Jake y Dinos Chapman En www.ypsite.net/pdfs/mirada_invocada.pdf Accesado el 30 de Noviembre de 2008

Vasallo, V. (2005). La Práctica del Psicoanálisis en el hospital y el Discurso Contemporaneo. En www.kennedy.edu.ar/Deptos/Psicoanalisis/articulos/hospiydiscurso.pdf Accesado el 30 de Noviembre de 2008

El Adolescente Sordo y su Grupo

esta investigación fue redactada junto con la colega Rita Porras Valverde

Deseamos plantear un ejemplo que sirva como un elemento que genere la discusión de los diferentes aspectos en los que está enfocado este trabajo:

En uno de los colegios biculturales[1] del país hay un estudiante no oyente que cursa uno de los niveles superiores, él ya es mayor de edad, sin embargo aparenta un nivel menor de desarrollo, le llamaremos Sergio. La sordera de Sergio es el resultado de una enfermedad prenatal de su madre. Tiene dos hermanos que son oyentes. Toda su familia se comunica con él, pero a través de la lectura labial, no hablan LESCO. En el colegio él sólo es amigo de sus compañeros sordos aun cuando sean de otros niveles y sólo en el caso de que hablen LESCO, en el caso del psicólogo se ha mantenido alejado hasta que este alcanzó un nivel aceptable de LESCO, entonces se ha mostrado motivado, visita la oficina y se ha ofrecido incluso para ayudar al psicólogo con sus clases.

Su madre se siente un poco culpable al respeto y ha utilizado la sobrecompensación como mecanismo de defensa, lo cual la lleva a mantenerse enterada del desempeño de Sergio y a sobreprotegerlo. El padre es una figura difusa y en apariencia su labor es la de ser proveedor.

Sergio es anacúsico y sus padres aceptan la sordera de su hijo, si bien lo hacen a regaña dientes. A nivel académico a Sergio se le dificulta la lectura labial, así que suele andar siempre “perdido” en las explicaciones que dan los (as) profesores (as), esto se ha traducido en un pobre desempeño académico y en una repitencia de 2 años.

IMAGEN DE CUERPO
La Imagen de Cuerpo es el mediador entre el yo, el ello y el superyo; es una representación alegórica de los fantasmas inconscientes, no es la imagen dibujada o representada, ésta tiene que ser revelada por el discurso del sujeto, no sólo pertenece a un orden imaginario, adquiere también una función simbólica. Algunas veces al nacer se da una relación incorrecta entre pulsiones, es decir, se establece un puente potencialmente patológico entre el Esquema Corporal (conformación física de él o la sujeto) e Imagen de Cuerpo[2].

“El esquema corporal es una realidad de hecho, en cierto modo es nuestro vivir carnal, el contacto con el mundo físico”[3].

El Esquema Corporal, es el mismo para todos y todas las y los seres de una especie, ósea las características físicas que compartimos todos y todas como humanos, saber que tenemos 2 ojos, una nariz, dos brazos, dos piernas, etc. ; está ligado al sujeto y a su historia, es la síntesis viva de nuestras experiencias emocionales.

Se deduce que Esquema Corporal e Imagen de Cuerpo son dos conceptos diferentes. “Por ejemplo, el niño parapléjico tiene necesidad de jugar verbalmente con su madre, hablando de correr, de saltar, cosas que su madre sabe tan bien como él que jamás podrá realizar. Proyecta así este niño una imagen sana del cuerpo, simbolizada mediante la palabra y las representaciones gráficas, en fantasmas de satisfacciones eróticas, en el intercambio de sujeto a objeto. Habla así de sus deseos con alguien que acepta este juego proyectivo, permite al sujeto integrar dichos deseos en el lenguaje a pesar de la realidad de la invalidez de su cuerpo”. [4]

Hay situaciones representadas por la conversación de gestos, situaciones en las cuales ciertas fases del acto llegan a ser estímulos a las formas involucradas en la situación para llevar a cabo su parte del acto. Aquellas partes del acto que son estímulos para las otras formas en su actividad social son gestos. De esta manera los gestos se tornan aquella parte del acto que es responsable de una influencia sobre las otras formas. Lo que el lenguaje parece llevar a cabo es un conjunto de símbolos respondiendo a un cierto contexto.[5]

La Imagen de Cuerpo se construye en la palabra, es decir, el lenguaje es el acceso a la posibilidad de presentar un fantasma y está del lado del deseo. Por eso es tan importante el nombre, porque significa al sujeto y lo ubica en una posición desde la que relacionarse. El nombre prueba que el sujeto existe[6].

“Si ya existe en el individuo una acción semejante a la acción de otro, entonces debe haber una situación que hace posible la imitación. Es el proceso tan reconocido actualmente en las maneras de hablar, de vestir, y de actitudes”.[7]

Las palabras además de iniciar el pensamiento, también son estímulos esenciales en la elaboración de los procesos sociales y conllevan el valor de aquellos procesos sociales. Esta es la importancia del proceso vocal y junto al mismo va la inteligencia y el pensamiento. La importancia de este proceso descansa en que el o la sujeto puede percibir lo que dice y al hacerlo tiende a responder como otros responden[8].

Sin embargo, el mero hecho de ser un estudiante no oyente comporta en si un serio golpe a la imagen de cuerpo de las diferentes personas, en el caso de Sergio, vale llamar la atención respecto al hecho de que la sordera de Sergio es prelinguística[9], por lo que el sistema simbólico no ha ido de la mano de la palabra hablada.

Dado el aspecto histórico de la Imagen de Cuerpo, se reconocen tres etapas en su desarrollo:
·. Imagen de base: es la que permite experimentar la mismidad del ser ; conocida y reconocida. De aquí procede la noción de existencia. Hay una imagen de base para cada etapa del desarrollo libidinal.
·. Imagen funcional: contrario al carácter estático de la imagen de base, esta tiene un carácter esténico que busca el cumplimiento de su deseo. Es decir “... la imagen funcional anal del cuerpo de un niño es primeramente una imagen de emisión expulsiva, en su origen relacionada con la necesidad defecatoria que él padece, que él experimenta pasivamente y que cobra o no sentido de lenguaje por la madre; luego, en segundo término, cobra la forma de expresar la expulsión esténica agradable de un objeto parcial no siempre substancial y que puede ser transferido por desplazamiento sobre un objeto parcial sutil del cuerpo propio. Por ejemplo, la expulsión para el placer de la columna del aire pulmonar, modificando la forma de apertura y la emisión de sonidos, lo que permite la sublimación de las analidades en el decir palabras y en la modulación de la voz cantada.”[10]
·. Imagen erógena: está asociada al sitio del cuerpo donde se siente place o displacer en la relación con el otro. Junto con las otras forma una imagen dinámica que viene a significar el deseo de ser y perseverar en un futuro: “el sujeto con derecho a desear”. Implica nacimiento y también depende de la etapa de desarrollo que la identifique, puede ser activa o pasiva refiriéndose al actuar.

La forma de llevar a cabo un deseo suele estar prohibida por la Ley, esta es la castración, al ser esta filtrada por el lenguaje, sea gestual, mímico o verbal, es llamada simbolígena. Dicha prohibición impuesta al o la sujeto sólo refuerza su deseo, a veces con rebeldía ante la anulación en vista de la inutilidad de perseguir su objeto. La prohibición de éste implica un riesgo imaginario de mutilación para el cuerpo y para la zona erógena afectada por la misma prohibición (complejo de castración). Saber que el adulto está también marcado por la prohibición, ayuda al sujeto a soportar la prueba y no perder su confianza en vista de que aún tiene derecho a imaginar la finalidad del deseo que el adulto ha prohibido. Es así como con la prohibición se inicia un sujeto deseante.[11]

Además, el cumplimiento de la Ley le brinda más vías para la identificación de otros humanos, que también están marcados por la Ley, Ley cuya función es promocionar al o la sujeto para su vida en la comunidad. Implica el enseñarle a actuar en la sociedad.

Con la prohibición del deseo se logra la represión de las pulsiones que a su vez pueden experimentar una reestructuración dinámica, y el deseo, aunque ha sido prohibido, ya puede abarcar su cristalización por nuevas vías, es decir, sublimaciones. Estas nuevas vías exigen, para su satisfacción, una elaboración que primitivamente no existía.[12]

“A lo largo de la evolución de un ser humano, la función simbólica, la castración y la imagen del cuerpo están estrechamente ligadas. La función simbólica, de la que esta dotado todo ser humano al nacer, permite a un recién nacido diferenciarse, en cuanto sujeto deseante y prenombrado, de un representante anónimo de la especie humana...”.[13]

El destete, primera castración oral, tiene la función de separar al niño o a la niña de su madre como alimento sustancial, separando la boca del niño o la niña del pecho. No obstante, este tipo de destete apunta a una manera distinta de satisfacción del deseo, en cuanto parcial. La madre puede enseñar a través del lenguaje que existe un mundo social que puede ser satisfactorio

Doltó, explica que hablar de estadio es una asunción del o la sujeto en su narcisismo. Esta asunción le permite volver a cubrir el campo de la castración propia del estadio anal. De esta forma lo deja sentir sus consecuencias más allá, en la realización de la diferencia de sexos. Pero no basta con que haya un espejo plano si al o la sujeto le falta un espejo de su ser en el otro. Si no, este termina “perdiéndose” en el espejo y valida su sentimiento de no existir[14].

“Así pues, la imagen del cuerpo se ha elaborado como una red de seguridad con la madre fundada en el lenguaje”.[15]

“La intuición que el niño poseía de su verdad y de la primacía de su imagen inconsciente del cuerpo, del orden de lo invisible pero que él representaba en sus dibujos y modelados, da paso a representaciones que son como él quería que el espejo le devolviese la imagen de su cuerpo: en una apariencia acorde a su narcisismo”.[16]

Para los adolescentes no oyentes su misma condición implica por definición una castración, pues el adolescente encuentra que el Otro le devuelve la imagen de un ser digno de ser discriminado.

Por otra parte tenemos el concepto de self, este se refiere a la identidad personal, entendida esta como la conciencia de las capacidades, defectos y límites claros del cuerpo inherentes al ser humano.[17]

El self se da en una relación entre dos personas. Winnicott señala que el bebé se identifica con los objetos que a él le satisfacen, generalmente una figura femenina. Esta identificación madre-niño se conoce como identificación primaria, que se convierte en el modelo para identificaciones posteriores[18].

“Man wishes to be confirmed in his being by man, and wishes to have a presence in the being of other... secretly an bashfully he watches for a YES which allows him to be and which can come to him only from one human person to another”
Martin Buber[19]

La continuidad de generaciones va de un grupo a otro a través del elemento femenino que viaja históricamente y atravesado por el entorno. Este viaje histórico es lo que se conoce como cultura. La forma en que esta se incorpora para que lleguemos a SER se conoce como socialización.[20]

Se propone que la madre presenta el mundo de forma tal que el infante no tiene que saber en la primera instancia que el objeto no es creado por él, le da un sentimiento de omnipotencia, este hecho se ha simbolizado como el “pecho”.

En el éxito en la búsqueda del self ciertas condiciones son necesarias. Estas condiciones son asociadas con lo que usualmente se llama la creatividad. Según Winnicott, es en el juego y solamente en el juego que el niño o el adulto puede ser creativo y utilizar la totalidad de su personalidad, y es solamente al ser creativo que el sujeto descubre su self.[21]

La búsqueda exitosa del self requiere de lo siguiente:
1. La relajación en condiciones de confianza basadas en la experiencia.
2. La actividad física y mental creativa manifestada en el juego.

Esto apela en sí a la oportunidad de vivir sus propias iniciativas correctas o incorrectas... En este devenir el sujeto se experimenta como alguien que se construye a sí mismo y no como alguien que actúa para y por las expectativas de otros.[22]

Freud afirmaba por su parte que existía una dificultad a la hora de hablar del ello, la cual se encontraba en el hecho de que los impulsos instintivos del proceso primario no tienen un fin específico y contradicen las leyes de la lógica. Pero si se definen los impulsos instintivos en el ello como carentes de fin, nos estaríamos enfrentando con una contradicción en el texto donde se le asignan ciertas tares. Cuando Freud dice que el ello intenta llevar a cabo la satisfacción de las necesidades instintivas sujetas al principio del placer, está dando un fin a esos impulsos, es decir, los presenta como obedeciendo al principio del placer.[23]

Es más conveniente hablar de los eventos del proceso primario en el yo o sus etapas preliminares, pero nunca en el ello, porque no hay mas que dinámicas potenciales sin un fin dentro del proceso primario. Esta es la dificultad para acercarse al ello, el que resulte siempre en el desplazamiento proyectivo de aquellos procesos que el yo desarrolló bajo la influencia del proceso primario.

Freud asume que los impulsos contrarios en el ello podrían formar compromisos. Funciona igual en el caso de los desplazamientos y las condensaciones. Cuando hablamos de lo sexual en contraste con la sexualidad organizada estamos refiriéndonos a la instintualidad del ello, o sea, un potencial energético que brinde a la experiencia una dimensión parecida a un impulso. Estos impulsos carecen de una dirección, metas o fines, no tienen tiempo, no están condicionados y son particularmente inconscientes.

Lo único que podemos decir sobre el ello tiene que ver con la tendencia de los impulsos instintivos de ser la moción que llega a ser visible y perceptible en la emocionalidad. Con su contenido emocional, la moción instintiva del proceso primario resuena en todas nuestra actividades, en cada gesto, cada pensamiento, en todo lo que comunicamos y todo lo que vivenciamos. Esto por si solo nos hace parecer vivos.[24]

El psicoanálisis ha reconocido estas condiciones tempranas, pero las describe no como la expresión de lo sexual sino lo que llama la transferencia. Cada vez que se desarrolla una transferencia, los eventos del proceso primario están involucrados por los dos lados. Son sentidos, pero muy fácilmente pasados por alto. Este modo de la percepción es instintivo en el sentido del proceso primario y está conectado con el movimiento emocional en el cual ambos miembros, en la relación psicoanalítica se encuentran a sí mismos. Es inconsciente y distinto del otro, el modo consciente de la percepción, el cual está conectado con lo tangible, lo aprendible y lo comprensible, y así hace uso de todos los soportes disponibles en el pensamiento lógico, en el habla y en la observación e interpretación precisas.[25]

La cualidad del proceso primario de ser disponible para una respuesta emocional explica la armonía del individuo. Es específicamente humano e indiferente de lo social y lo cultura y por lo tanto inmediatamente perceptible y comprensible. Eso se determina por los efectos traídos a la acción y controlados por el ego. Como la organización yoica y sus estructuras siguen un proceso de desarrollo que tiene que tomar en consideración las instituciones sociales y culturales.[26]

La influencia del proceso primario se organiza y se estructura durante el curso del desarrollo del ego y la libido. Los impulsos intuitivos son dirigidos en carriles específicos y se expresan como deseos presionando hacia la gratificación. Las demandas para la gratificación están sujetas a condiciones, tienen consecuencias y defensas de efecto. En el yo, los procesos temporales, las valoraciones cualitativas y los estándares cuantitativos canalizan los eventos del proceso primario hacia los eventos del proceso secundario. Los eventos del proceso secundario dirigen su atención a la absorción del movimiento emocional emergiendo del proceso primario. Sólo secundariamente, mediante la formación de conceptos relevantes, es el proceso secundario puesto al servicio del principio de la realidad. [27]

Para ilustrar lo anterior de que el proceso secundario dirige sus atenciones hacia la absorción del movimiento, utilizaremos el siguiente ejemplo expuesto por Morgenthaler: este usa la analogía del vehículo, cuyo diseño esta determinado por su capacidad de absorber la velocidad anticipada que el vehículo es capaz de obtener. Si comparamos un carro y un avión desde este punto de vista, es más una cuestión de chasis que tiene que ser construido de forma diferente para cada uno. En el carro, un chasis, la suspensión de las llantas con resortes y amortiguadores, un mecanismo para dar la vuelta son necesarios para controlar y absorber los movimientos que el vehículo se espera encontrar. Con el avión, las consideraciones aerodinámicas llegan a ser tan importantes que todo el carruaje debajo tiene que obedecerlas. Todo está calculado de tal manera que el avión absorberá el movimiento que podría encontrar en las velocidades enormes que logra. Consecuentemente, esto es una cuestión de condiciones dadas tanto formales como estructurales que son los factores determinantes en la construcción y están en relación directa con los estreses que experimenta el vehículo mediante la moción a la cual está subyugada. La situación es similar a la función de los eventos del proceso secundario. Es primeramente una cuestión de sus condiciones formales y estructurales dadas, las cuales tienen que absorber y mantener bajo control el movimiento del proceso primario con sus impulsos instintivos del ellos sin dirección. Al igual que los vehículos, donde todas las partes del cuerpo pueden ser desarrolladas sólo secundariamente y de acuerdo con las estructuras básicas, así mismo es con los contenidos ideacionales e inconscientes, los cuales disfrazan los factores formales y estructurales del proceso primario.[28]

Como han demostrado Spitz y otros, la madre comunica a su infante las conductas y actitudes requeridas por la sociedad, por la manera en que ella reacciona con el infante. Esta influencia afecta la formación adecuada del proceso secundario tal y como se espera socialmente, la cual canaliza y organiza paso a paso, los impulsos instintivos del proceso primario.[29]

En las Lecturas introductorias al Psicoanálisis, Freud reconoce que la compulsión a repetir eventos sobrepasa al principio del placer y puede llevar a algunas personas a repetir y repetir sin corregir las reacciones que producen su propio detrimento. Así fue como Freud llegó a asumir la existencia del instinto de muerte.

Sin embargo, el psicoanálisis siempre ha insistido en comprender todo lo psíquico desde el punto de vista del proceso secundario. Esto es entendible, ya que ninguna teoría racional puede ser construida desde el proceso primario.[30]

Por definición no se puede hablar de una compulsión a la repetición o del cumplimiento del principio del placer en los eventos del proceso primario, ya que ni propósitos, ni tiempos existen aquí. Esta falta de propósito es lo que se hace que se busque lo nuevo. De no ser así, sólo existirían repeticiones, y si sólo hubiera repeticiones no habría pasado, ni tampoco historia.[31]

El sujeto viene a este mundo como un bebé prematuro y necesitado de cariño, de amor y protección, por muchos años. Biológicamente los seres humanos son dependientes de los proveedores al extremo de que toda su vida están sujetos a su influencia. En el curso del desarrollo infantil temprano, la más importante catexis de objeto sexual toma lugar durante la fase edípica. La catexis de objeto sexual está ligada a la dependencia hacia los padres.[32]

Subsecuentemente a la fase edípica, el período de latencia comienza, en éste no se da una colisión entre dependencia del objeto sexual y compulsión a la repetición. La llegada del complejo de Edipo es presentado por el psicoanálisis como un proceso que puede ser descrito, según Morgenthaler, como sigue : El padre del mismo sexo introyecta la cualidad psíquica que se impone al sujeto, de ahora en adelante para los objetos sexuales catectizados no serán idénticos a los objetos de los cuales el niño era inevitable y vitalmente dependiente. De la misma forma, el tabú del incesto podría ser interpretado como un veto en lo concerniente a las relaciones sexuales en las que la compulsión a la repetición de la catexis sexual forma un círculo vicioso con la dependencia del objeto.[33]

VÍNCULO
Desde el nacimiento, los seres humanos nos vinculamos con otras personas. Esta perspectiva es validada por Pichón Riviere cuando menciona que el vínculo es la manera particular en que un sujeto se conecta o relaciona con el otro o los otros, creando una estructura que es particular para cada caso y para cada momento.[34] Correlativamente, la identidad viene a constituirse como el sello de la personalidad, como la síntesis del proceso de identificaciones que durante los primeros años de vida y hasta finales de la adolescencia los seres humanos vamos realizando.

Conforme ocurre el proceso evolutivo, la identidad de las personas se constituye en una necesidad afectiva, cognitiva y activa, haciéndose evidentes los sentimientos, la conciencia de sí mismo y del otro como personas diferentes y la capacidad para tomar decisiones, haciendo uso de su libertad y voluntad, respectivamente.

Específicamente, en la etapa de la adolescencia existen rasgos significativos que caracterizan a las personas adolescentes los cuales oscilan entre estas tres variables: su ambivalencia para enfrentar las resoluciones cotidianas más diversas; su permanente ir y venir en el desarrollo de su existencia (duelos) y el esfuerzo por el logro de una identidad. Sin embargo, la lucha constante no es solo por el logro de una identidad individual sino por el deseo de tener una identidad psicosocial que le permita presentarse en totalidad frente a los otros en sociedad.

De este modo, la adolescencia se constituye como el gran momento de la consolidación de la personalidad, pero este trabajo psíquico no se logra solo a partir de los procesos de duelos sino de los continuos enriquecimientos y logros permanentes. El adolescente es una persona que trata de mostrarse y de imponerse permanentemente, aún cuando experimente sufrimiento al tener que renunciar a la ilusión de la latencia "de que todo lo puede o todo lo es", para ir acercándose a una imagen más realista de sí.[35] En el contexto extra familiar, los adolescentes necesitan encontrarse con iguales. Sus padres ya no les resultan tan indispensables como en la infancia, de manera que buscan formar parte de un grupo con el cual puedan realizar nuevos procesos de identificación. Esta situación no es privativa a los adolescentes no oyentes. En muchas ocasiones el sentir de duelos pasados trasciende al grupo familiar, donde tiene que elaborar o no su condición de persona no oyente. Se manifiesta entonces una serie de interrogantes respecto a convivir en un medio cultural y social de personas oyentes en el cual necesitan sentirse identificados, valorizados. Dicha valoración conllevará al autoconcepto o a la percepción que se tiene del sí mismo tanto a nivel personal como social……

AUTOESTIMA
Conforme ocurre el proceso evolutivo, la identidad de las personas se constituye en una necesidad afectiva, cognitiva y activa, haciéndose evidentes los sentimientos, la conciencia de sí mismo y del otro como personas diferentes y la capacidad para tomar decisiones, haciendo uso de su libertad y voluntad, respectivamente.

Específicamente, en la etapa de la adolescencia existen rasgos significativos que caracterizan a las personas adolescentes los cuales oscilan entre estas tres variables: su ambivalencia para enfrentar las resoluciones cotidianas más diversas; su permanente ir y venir en el desarrollo de su existencia (duelos) y el esfuerzo por el logro de una identidad. Sin embargo, la lucha constante no es solo por el logro de una identidad individual sino por el deseo de tener una identidad psicosocial que le permita presentarse en totalidad frente a los otros en sociedad. Aquí pongo a erickson

De este modo, la adolescencia se constituye como el gran momento de la consolidación de la personalidad, pero este trabajo psíquico no se logra solo a partir de los procesos de duelos sino de los continuos enriquecimientos y logros permanentes. El adolescente es una persona que trata de mostrarse y de imponerse permanentemente, aún cuando experimente sufrimiento al tener que renunciar a la ilusión de la latencia "de que todo lo puede o todo lo es", para ir acercándose a una imagen más realista de sí.[36] En el contexto extra familiar, los adolescentes necesitan encontrarse con iguales. Sus padres ya no les resultan tan indispensables como en la infancia, de manera que buscan formar parte de un grupo con el cual puedan realizar nuevos procesos de identificación. Esta situación no es privativa a los adolescentes no oyentes. En muchas ocasiones el sentir de duelos pasados trasciende al grupo familiar, donde tiene que elaborar o no su condición de persona no oyente. Se manifiesta entonces una serie de interrogantes respecto a convivir en un medio cultural y social de personas oyentes en el cual necesitan sentirse identificados, valorizados. Dicha valoración conllevará al autoconcepto y a la autoestima. Ambos conceptos se relacionan con la percepción que se tiene del sí mismo, tanto a nivel personal como social.

Como manifiesta Lesourd, (2002) la autoestima es: “la evaluación global de nuestra dimensión del yo, la autovalía o la autoimagen reflejada en la satisfacción con uno mismo, y por qué no, con nuestro cuerpo[…] “(p. 162).

ADOLESCENTES SORDOS

La adolescencia no es solamente un momento que pasa en el tiempo, con su marcha entre los 12 y su finalización alrededor de los 21 años, es un periodo signado por un cuerpo que cambia, una imagen que nace y un pasado que aunque no muere, cambia de posición.

El adolescente se encuentra ahora con una serie de deseos que creía olvidados, es un momento de aislamiento, independencia y búsqueda de la identidad. Por eso su búsqueda por alcanzar ideales que a veces suenan descabellados.

Según Erickson, la identidad está formada por metas, valores y creencias sobre uno mismo que cobran mayor importancia durante la adolescencia. Para lograr “pasar” por esta etapa se debe realizar un transito por crisis signadas por lo que se ve y lo que se quiere, lo que se piensa y lo que se da en la realidad. Dichas crisis afloran en diferentes momentos de la edad adulta y siguen el modelo de resolución de crisis anteriores. Dice Erickson que el peligro de este momento es la difusión de la identidad, lo cual puede explicar la rebeldía de los adolescentes, la identidad se alcanza cuando se han resuelto tres problemas: la elección de un oficio, el apostar por valores en los que se cree adoptándolos como propios y el desarrollo de un identidad sexual satisfactoria. La identidad se forma, de acuerdo a Erickson a medida en que los jóvenes resuelven tres problemas: la elección de una ocupación, la adopción de unos valores en qué creer y por qué vivir y el desarrollo de una identidad sexual satisfactoria. Estos valores y creencias son adquiridas a lo largo del proceso de socialización e implica el escuchar en el hogar a sus imágenes significativas (padres), o sus familiares o en la comunicación con sus pares en el vecindario. En el caso del adolescente sordo que es totalmente anacúsico[37], este proceso no se da igual.

Precisamente el hecho de ser aceptado al interior del núcleo familiar implica que se habla el mismo idioma, o en última instancia que se conozcan las señas principales del LESCO[38]. Así como el compartir las ideas, el respeto por las opiniones que tiene el no oyente y el discutir los problemas que se dan al interior del grupo.

Sin embargo, muchos y muchas jóvenes no oyentes prefieren pasar el tiempo con sus amistades sordas en lugar que con su familia. Y tratan de alejarse de los oyentes que no los comprenden, pues si para un oyente en su adolescencia la inundación de sus deseos hace que se sienta un bicho raro e incomprendido, mucho más para un no oyente, que aparte de lo anterior siente que no lo comprenden a nivel comunicativo.

Parte de este conflicto entre los deseos y la comunicación es el hecho de sentirse como aislados. ¿Cuántos jóvenes Sordos prefieren quitarse sus audífonos a la hora de salir a la calle, de montarse en el transporte público o para ir a la escuela? Se debe hacer hincapié en el juego de identificaciones que supone el periodo adolescente, el no oyente quiere hacerlo, pero al no lograrlo manteniendo su identidad debe buscar una alternativa y esta es el negar su identidad sorda, opta por lo tanto en la imitación de jóvenes “normales” como una solución a este conflicto, pero al no poder hacerlo se frustra y se rebela contra si mismo (a) y el mundo que lo rodea.

Esta situación suele darse especialmente en aquellos (as) jóvenes no oyentes cuyos (as) padres (madres) no aceptan la sordera de sus hijos (as) y que además se sienten culpables de la misma.

EL AUTOCONCEPTO Y LA AUTOESTIMA

La autoestima implica el evaluar nuestro yo en una forma global, pasa por la aceptación de nuestros deseos pulsionales emergentes. Y por supuesto terminará reflejándose en la satisfacción que se tiene con uno mismo. Y siguiendo el principio de la compulsión a la repetición se buscará el reeditar este estado de aceptación al interior de las diferentes relaciones.

Lógicamente, y siguiendo los presupuestos del principio del placer y del principio de realidad nuestra manera de actuar en todos los niveles, influirán en nuestra manera de pensar y viceversa.

CONCLUSIONES
El adolescente no oyente ha crecido en un ambiente en el que sus relaciones primarias, en especial con una familia de oyentes, le han impedido comunicarse, aspecto que provoca que viva en un mundo en el que sus afectos han experimentado una introyección que le lleva a compartir sólo con otros (as) no oyentes.

La relación con las figuras significativas están marcadas por la culpa, que termina traduciéndose en una sobreprotección que provoca que el (la) adolescente quede sujeto a las figuras parentales.
[1] Es decir que se dedican a la atención de estudiantes de la cultura sorda y de la cultura oyente. Solo hay 5 en todo Costa Rica.
[2] Doltó, F. (1986). La Imagen Inconsciente del Cuerpo. Barcelona: Paidos
[3] Op cit. 1, pág. 18
[4] Op cit. 1, pág. 19.


[5] Mead, G.H. (1963). Mind, Self & Society: from the standpoint of a social behaviorist. USA: The University of Chicago Press
[6] Op cit. 1
[7] Op cit 4, pág. 68
[8] Op cit. 4
[9] Es decir que ocurre antes de la adquisición del lenguaje por lo que el estudiante no llegó a desarrollar la comunicación vocal
[10] Op cit. 1
[11] Op cit. 1
[12] Op cit. 1
[13] Op cit. 1, pág. 68
[14] Op cit. 1
[15] Op cit. 1, pág. 121
[16] Op cit. 1, pág. 131
[17] Davies, M ; Wallbridge, D. (1981). Bondary and Space: an introduction to the work of Winnicott. Penguin books: Inglaterra
[18] Op cit. 17
[19] “El hombre desea ser confirmado en su existencia por el hombre, y desea tener una presencia en el ser del otro... secreta y tímidamente busca un SI que le permita ser y a través del cual pueda devenir una persona a través de otra”
Martin Buber
[20] Op cit. 17
[21] Op cit. 17
[22] Op cit. 17
[23] Morgenthaler, F. (1988). Homosexuality, Heterosexuality, Perversion. USA: The Analytic Press
[24] Op cit. 17
[25] Op cit. 17
[26] Op cit. 17
[27] Op cit. 17
[28] Op cit. 17
[29] Op cit. 17
[30] Op cit. 17
[31] Op cit. 17
[32] Op cit. 17
[33] Op cit. 17
[34] Pichon Riviere, Enrique. (1985). Teoría del Vínculo. Nueva Visión: Buenos Aires
[35] Schorn,Marta. (2002.). Vicisitudes psicosociales actuales del adolescente y del joven sordo. En http://www.voces.org.ar/.
[36]Schorn,Marta. (2002.). Vicisitudes psicosociales actuales del adolescente y del joven sordo. En http://www.voces.org.ar/.
[37] Que no percibe ningún sonido, o solo lo hace con bajísimas frecuencias.
[38] Lenguaje de Sordos Costarricense.

Agresividad, Patriarcado e Incorfomidad Humana en los actos violentos de las barras de futbol (un intento de Integración)

“Cuanto sentimos hoy el camino negado, el dolor, la invisibilización, los silencios cargado de soledad… de holocaustos… de muerte… de marginación”
Claroscuro


La sociedad se compone de diferentes seres, que viven en diferentes circunstancias. El acceso al poder, a los medios de producción y a la libertad en sí, dependen de su edad, su género, su dinero, en resumen, del acceso que puedan tener. La pertenencia al grupo exige una apuesta por la identificación con sus diferentes elementos, se pide el compartir los valores y la historia, se busca la psiquis comunitaria, lo que Marcuse llamaría la unidimensionalidad, es decir la anulación, esta implica la desaparición consciente de los problemas, la desparición del malestar en la cultura, y donde se siente precisamente este malestar, es decir, la desaparición del sujeto. (Marcuse, 1968).

Esta es una sociedad cerrada porque ubica todas las dimensiones de la existencia en una sola, lo que produce dos efectos: el primero es que todas las fuerzas de oposición anteriores están asimiladas y segundo llega a administrar y movilizar metódicamente, es decir, con control, los instintos humanos, lo que hace que los elementos potencialmente explosivos y contestatarios del inconsciente sean socialmente manejables. Esto refuerza la productividad, pues la “democracia” consolida más la dominación que el absolutismo. Una de las manifestaciones de esta postura es la violencia, no sólo en el aspecto presentado, sino en la fabricación personal que se hace de una imagen potencialmente reprimida. (Marcuse, 1968).

El dinero y el poder son elementos con vida propia, y como seres que están vivos exigen y buscan el dominio. Desde hace tiempo el fútbol se ha convertido en el amansalocos de los tiempos modernos. Su utilización se ha convertido en la forma de validar los diferentes elementos contradictorios de la sociedad, el estadio es el sitio donde las personas pueden gritar y hacer la catarsis necesaria de todos los problemas que viven.

Este deporte no solo implica la salida de sentimientos homoeróticos en una forma más o menos socializada, implica así mismo un sitio donde se puede vivir la violencia en su forma más brutal. Sin embargo socializada y sancionada afirmativamente por el establishment.

Es conocido por todos que los diferentes equipos futbolísticos mantienen económicamente las barras de futbol, cosa que ellos niegan, pero se sabe extraoficialmente que lo hacen. Es claro que el beneficio que obtienen radica precisamente en el desvío que hacen de la agresión que siente la barra hacia el equipo hacia el resto del mundo. (Perie, 2007).


El mal se muestra como una contradicción a la palabra y a la esencia humana, el problema es que los diferentes contenidos son asumidos unidimensionalmente como buenos. Esta bien el buscar la satisfacción de las necesidades, pues este es el contenido esencial de la liberación, pero a medida que se avanza hacia este punto, la libertad se convierte en una necesidad que cruza la satisfacción de las demás necesidades, y la agresión hacia las demás personas, el problema que es que se busca la satisfacción de unas necesidades ficticias impuestas por el sistema, por lo que en su definición no hay libertad en la búsqueda de esa satisfacción, siendo así que la búsqueda de una satisfacción sólo es la forma de perpetuar el sistema. (Marcuse, 1968).

En primer lugar tenemos que la gente se identifica en sus mercancías, ya no se sigue la lógica de la plusvalía de Marx, sino que se es el objeto que se posee, la identificación que se da con los diferentes elementos del fenómeno futbolístico se hace desde la objetivación, es decir, se toman los diferentes contenidos en un sentido material consciente: la perdida del rival, el trofeo que implica el objeto arrebatado al miembro de una barra diferente. Lo que significa que el mecanismo que une al sujeto con la sociedad esta basado en la identificación, en lugar de la solidaridad o la supervivencia como en el pasado. (Marcuse, 1968).

Sin embargo, aparte de esta dimensión en la que existe un control social que a afectado la capacidad de rebelarse desde sus mismas raíces, queda el ego como un espacio personal desde donde pueden nacer fuerzas de rebelión. (Marcuse, 1968).

Por ejemplo las guerras actuales lo que implican es la lucha de un grupo contra un sistema y la guerra sirve para movilizar una economía potencialmente detenida, manteniendo de esta forma un alto nivel de vida y por lo tanto una mayor unidimensionalidad, en tanto y cuanto es el mantener este nivel de vida impuesto la necesidad vital que se busca llenar. (Marcuse, 1968).

Esto también nos dice que en el capitalismo la racionalidad técnica se encierra en el aparato productivo, pese a una irracionalidad donde se apela a la satisfacción falsa de instintos que todos creemos como básicos. (Marcuse, 1968).

De acuerdo a esta lógica podemos ver que las cosas tienen ritmo, porque existen por sí solas y son las que definen al sujeto, y este ritmo se transmite al sujeto, a su cuerpo y a su alma. Ya ahora el sujeto no vive en el desempeño personal que, si bien era esclavizante, implicaba un lugar donde el sujeto podía vislumbrar sus contradicciones y a partir de estas buscar un cambio en su vida. Siguiendo la tradición de la filosofía griega, las diferente formas de existencia estarían marcadas por el movimiento, más adelante Descartes dirá “cogito ergo sum”[1], en la sociedad unidimensional la única existencia posible es la de la masa alienada. Por eso a los locos los encerramos y a los niños los educamos. El hombre se ve despersonalizado y para el establishment sólo es un número que nos habla de su postura de desvalimiento. (Marcuse, 1968; Frankl, 1979).

Se han tratado de dar diferentes explicaciones a la agresión en el hombre, las teorías deterministas la ven como algo innato, siempre existente, que puede ser disparado en las circunstancias adecuadas. (Fromm, 1975).

Sin embargo Fromm señala como la pasión dominante del hombre sea el amor o la destructividad depende en gran parte de las circunstancias sociales, estás operan en relación con la situación existencial biológicamente dada y las necesidades que en ella tiene su origen, y no con una psique indiferenciada, como supone la teoría ambientalista. (Fromm, 1975).

Fromm por su parte hace la distinción entre "agresión biológicamente adaptativa, favorable a la vida y benigna, y agresión biológicamente no adaptativa y maligna". El (la) ser humano (a) está dotado de las mismas "herramientas" fisiológicas que ciertos animales superiores, que le permiten responder ya sea atacando o huyendo ante las amenazas a sus intereses vitales. Pero hay un rasgo determinante a la hora de establecer diferencias entre el ser humano y las demás especies: el hombre es el único animal para el que la muerte y la destructividad pueden convertirse en un fin en sí mismo; puede causar placer en quien la ejerce y puede volverse, inclusive, biológicamente perjudicial. (Fromm, 1975).

Podría decirse que la explicación de este segundo tipo de agresividad es el motivo fundamental de los análisis de Fromm. Su tesis básica es que la hiperagresión del ser humano --en nada semejante a la agresividad instintual de los animales-- hunde sus raíces en las condiciones existenciales del hombre. Pero antes de entrar a la explicación de ésta, conviene detenerse un poco en sus consideraciones acerca de la agresión benigna. A este respecto, el autor propone toda una tipología que no viene al caso detallar aquí. Tal vez convenga sólo precisar que, dentro de esta categoría, Fromm establece la subdivisión entre seudoagresión y agresión defensiva. En la primera rama ubica a aquellos tipos de agresión cuyo objetivo no es causar daño o destruir al propio individuo o a otros; entre estos tipos tenemos: la agresión accidental, la agresión por juego, la agresión en tanto autodeterminación, decisión, "empuje", para llevar a cabo y a buen término una meta. (Fromm, 1975).

A la agresión defensiva pertenecen: la agresión que atenta contra la libertad --en tanto que la libertad, individual y social, ocupa un lugar preponderante entre los intereses vitales--; el narcisismo y la resistencia como desencadenantes de la agresión; y la agresión instrumental, dentro de la cual se inserta la guerra. (Fromm, 1975).

La agresión no es una entidad histórica que se valide a si misma, Quincy Wright , citado por Fromm, 1975, pone en duda la belicosidad como una función innata en el (la) ser humano (a), sino que es algo que se desarrolla con la “civilización”, precisamente porque esta impone un desequilibrio dentro entre el medio físico y entre grupos, por lo que el “espíritu guerrero” es un efecto del mismo.

Una de estas diferenciaciones se refiere a las guerras económicas y políticas que son aquellas que se enfocan en la adquisición de mujeres, esclavos, materias primas y tierras, o mantener en el poder a una dinastía o clase. Es precisamente esta la prueba de que la agresión no es innata, pues tendría una relación inversa al grado de civilización de los diferentes grupos humanos. (Fromm, 1975)

En el fondo lo que subyace es una lucha por el poder, visto como una relación de fuerzas, una situación estratégica en una sociedad determinada, el poder es un ente que no está localizado en una institución específica que impregna todas las relaciones sociales. Este es el concepto que lo ubica como uno de los principales representantes de la teoría Queer. (Foucault, 1976).

“El poder está en todas partes; no es que lo englobe todo, sino que viene de todas partes. No es una institución, no es una estructura, no es cierta potencia de la que algunos estarían dotados. El poder: "es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada". (Foucault, 1976 pág. 113).

Para Fromm, lo que nos hace comunes no es nuestra parte consciente, sino aquellos contenidos inconscientes que compartimos con las demás civilizaciones, lo que llama experiencia humana primaria, Freud habló de un contenido universal (complejo de Edipo), Jung habló de un inconsciente colectivo. Desde este punto explica también el fenómeno de la sugestión donde se brinda un sistema coherente de orientación, es decir que toca las fibras íntimas y las hace conscientes, es la necesidad de devoción, de creer en algo. (Fromm, 1975)

Una de las necesidades humanas es el Raigambre, es decir la necesidad de establecer un vínculo, para no sentirse desorientado por falta de lazos, en este punto puede caer en la relación consigo mismo, aquí se convierte en todo su mundo, esto implica aparte del narcisismo una forma de sadismo, no me importa hacer cosas a los demás porque no existe nadie fuera de mi, son objetos. (Fromm, 1975)

Tenemos también la Unidad, el hombre necesita establecer su unidad consigo mismo y con el mundo natural y humano, en algunos casos recurre a las drogas, a los trances, a las orgías sexuales, etc. Puede tratar de identificarse con un animal como en las religiones primitivas. También se puede conseguir la unidad subordinando todas las energías a una pasión que lo consume todo, como la de aniquilar, la del poder, la fama o la propiedad. La forma más sana es el desarrollo del amor y la razón. (Fromm, 1975)

Otra cosa que necesita el hombre es la Efectividad, no sentirse como un títere frente al mundo, sino apostar por ser efectivo, o sea, poder actuar sobre el mundo que le rodea, ser efectivo es la prueba de que uno es. (Fromm, 1975)

Tenemos también la necesidad de Excitación y Estimulación, se refiere a estímulos que provocan que el ser humano, a nivel biológico (cerebral) se necesita la excitación, muchas personas recurren a estímulos como accidentes o escenas violentas para lograr aumentar este nivel de excitación. (Fromm, 1975)

Cada institución socializadora maneja un discurso normativo, y por institución socializadora, no se debe entender las oficiales, se refiere a la familia, la cárcel, la escuela, el manicomio, etc. Estas instituciones no sólo dictan las normas, sino que también se encargan de desarrollar toda una serie de castigos para los infractores. (Foucault, 1976).

Respecto a la sexualidad Foucault habla de la misma como algo que siempre esta presente en su ausencia al interior del discurso. Sin embargo, ésta supuesta libertad sexual se enfrenta continuamente al "control sobre los cuerpos vivos", y el derecho de espada, la muerte, típica de sociedades disciplinarias, ha cedido el paso a la "interiorización de la norma", mecanismos más acordes con las sociedades de control en las que vivimos. Por tanto, el autor concibe el discurso sexual y la libertad sexual "lograda" en las últimas décadas (o sencillamente deseada por aquellos que defienden la libertad) como un dispositivo falso, que pretende distraer de lo que debe ser verdaderamente objeto de lucha en nuestra sociedad: el control sobre nuestros propios cuerpos, sobre nuestros deseos y pasiones: la destrucción del bio-poder. (Foucault, 1976).

Esto en parte explica los siglos de la “historia robada” que han sufrido las mujeres como un grupo al que se le ha negado su poder, y se han minado sus capacidades. La misma justificación de sexo débil es una forma de soslayar la potencialidad de las mujeres. (Leerte, N et al, 1996).

Una de las cosas que le faltan a la sociedad es la tolerancia, y conflictos que podrían ser paliados de otra forma sólo encuentran solución en actividades violentas, la falta de tolerancia justifica las guerras, y el punto de vista personal de aquellos (as) que piensan que se rigen por la defensa de sus “valores” es lo que impera, tristemente estos valores son al fin de cuentas los del establishment y la gente piensa que son los suyos. Ademas el respeto a la individualidad socializada, a fin de cuentas la independencia, el apostar por las capacidades humanas, darles a las personas su espacio y respetarlos, siendo consciente que nadie tiene el derecho a limitar o desintegrar el espacio vital de nadie. (Hobsbawn, 2006; Leerte, N. et al, 1996).

La misma decisión que justificó el aniquilamiento de millones en Hiroshima y Nagasaki no fue el conseguir la victoria, esta ya estaba segura, sino que se hablo de una forma de salvar vidas estadounidenses, pero en el fondo subyacía el deseo de evitar que la URSS se adueñara de parte del botín de guerra. Un botín que en última instancia se traducía en poder. Es la misma historia de las guerras en oriente, que se justifican en la lucha por la democracia, pero en última instancia es la pelea por el oro negro. El mismo caso de los ataques preventivos que realizan los israelíes en territorios árabes, la verdadera causa esta en el desviar la atención para dejar libre la realización de otras maniobras. (Hobsbawn, 2006).

Como una forma de identificación los clubes futbolísticos “grandes”, así como la selección nacional son el espejo donde los costarricenses se identifican, y como tal susceptible de las más variadas identificaciones. (Villena, 1998)

Se ha encontrado que la cercanía de los adolescentes a la primera división es inversamente proporcional a su capacidad de cuestionamiento, es decir, que mientras más se relacione un joven con los equipos de primera división menor será su capacidad de cuestionamiento, lo cual resultaría sumamente beneficioso para el gobierno. (Alvarado, 2006).

En su libro el hombre en busca de sentido, Victor Frankl relata como la apatía se convertía en un medio de defensa frente al destino inexorable y la falta de poder. Se rescata como también la intimidad se convierte en una necesidad y como a veces era necesario el apartarse de la muchedumbre para estar a solas consigo mismo, nuestra sociedad ha convertido la intimidad en un sueño difícil de alcanzar, estamos siempre en contacto con el Otro. (Frankl, 1979).

Según el autor supracitado el sentido de la vida no esta en la pregunta permanente por el mismo, opina él que este se ubica en el enfrentamiento responsable a las vicisitudes de la misma. El vivir es una búsqueda recíproca. El destino de la vida es comprender el sufrimiento, es enfrentarse a la desesperanza y la injusticia, aprender de nuestros errores, es abarcar la vida y la muerte como partes del mismo fenómeno. (Frankl, 1979).


Hace años los equipos “grandes” de nuestro país recurrieron a una “sabia” decisión, y a modo de los países suramericanos, fabricaron grandes barras de fútbol que agruparan a los (as) miembros (as) de las clases psicológicamente bajas de nuestra sociedad. (Perie, 2007).

Por ejemplo en la década pasada (1995), se creo la Ultra Morada, formada por fanáticos del deportivo Saprissa, en un inicio esta forma de organización fue aplaudida por las diferentes personas involucradas al deporte, pero con el paso del tiempo, este se ha convertido en un grupo lleno de violencia, al punto que ya cuentan actos extremos, como la agresión sufrida por un joven del equipo herediano a manos de otro joven vecino de Hatillo y que trabajaba para la municipalidad de San José que era miembro de la Ultra, o el vandalismo que sufrió el Hospital San Juan de Dios a manos de esta barra. (Vargas, 2007; Rivera, 2007; Calvo, 2008).

La agresión sufrida por el joven fue realizada con un destornillador en un enfrentamiento entre la Ultra (Saprissa) y la Garra (Heredia) en una pelea en el parque de desamparados. En joven agredido se encontraba bajándose del bus y la herramienta le perforo el pulmón y el hígado, la víctima se dirigía al estadio de Desamparados a presenciar un partido entre Heredia y otro equipo, que no era Saprissa. (Vargas, 2007).

En noviembre del 2007, en un partido entre la Liga y Saprissa, se suscitaron hechos de violencia entre las barras, que dieron como resultado un muerto, unidades de transporte público dañadas y amenazas a quien se oponía. (Rivera, 2007).

Además, la historia del fútbol en nuestro país nos muestra como este se ha convertido de un mecanismo gubernamental que “tapa” el endurecimiento de las condiciones de vida y de la forma en la brecha social se va ampliando. No es difícil recordar como la apoteosis de un gol realizado en un mundial de fútbol es apoyada (como hoy con el decreto de asuetos por partidos de futbol) por el gobierno, así la gente se vio imbuida en una celebración que se tradujo en el vandalismo y el colapso vial de San José, mientras que en un segundo plano se aprobaba un paquete de aumentos en el costo de la vida. (Villena, 1998).


En nuestro país como en el resto de mundo occidental, el sistema ha creado necesidades ficticias que se asumen como si fueran reales, por ejemplo el falso sentido de patriotismo y la lealtad que se le debe a un equipo de futbol. Al crearse las barras lo que se dio fue crear un espacio en el que las personas encontraran el sentido a la vacuidad yoica de la sociedad, fue un espacio vacío que se lleno con contenidos ficticios y bajo la proclama de que era necesaria su defensa.

Es interesante como los equipos de fútbol se convierte en validaciones perversas, es decir, la posesión del objeto material se convierte en equivalente a la posesión de la cosa, la cual no está formada por sujetos, sino que es un valor de mercancía, baste mirar el sitio web de la Ultra para darse cuenta como el valor de los sujetos se mide en términos de aquellos objetos que hallan podido obtener de los aficionados del equipo contrario y siempre y cuando en su consecución haya mediado la violencia.

No existe al interior de las barras una forma de velar por la independencia en el actuar o en el pensar de sus miembros (as), la validación de la agresión es la defensa de valores inexistentes pero que ofrecen un campo en el cual identificarse. Al interior de la barra el sujeto se convierte en un objeto, osea, se aliena y deja de ser una persona para convertirse en un integrante más.

La apuesta haciendo eco a Fromm, es por la agresión no adaptativa y maligna, donde la gente no huye o se enfrenta a la agresión, sino que la misma tiene su propio sentido, es la agresión por la agresión.

La lucha que se da es por el poder, un poder falso, pero que le da significación a sus vidas, esto es algo que está más allá del acceso al estudio o de la clase social, el mismo coordinador de la Ultra es estudiante de enfermería en una universidad privada.

Las barras de fútbol ofrecen la oportunidad de pertenecer (Raigambre), pero con el problema de convertir a los demás en objetos. En la barra sus miembros son uno y deben luchar por intereses comunes (Unidad y Efectividad).

Así mismo el partido, los cantos, las demostraciones de fuerzo proveen la Excitación y la Estimulación necesarias a los (las) participantes.

El discurso normativo de la institución futbolística se expresa en términos de una dependencia absoluta a los ideales del equipo, por encima de los ideales personales, la masa de la barra es el ambiente propicio y obligatorio para secundar los actos violentos.

En su amplia mayoría son los adolescentes los cuales presentan actos de mayor violencia; las investigaciones muestran que precisamente los adolescentes violentos son aquellos que tiene una mayor dificultad a la hora de adaptarse a los requerimientos burocráticos de las estructuras. (Alvarado, 2006)

Es decir que frente las contradicciones sociales a las que nos vemos expuestos por la desigualdad del sistema se convierten en un poderoso “impulso” que se acumula en la mente de los jóvenes y que luego se traduce en actos de violencia, que son la forma que tiene para dejar escapar estos montos agresivos. (Alvarado, 2006).

Otro punto interesante de la discusión es preguntarse si los actos violentos que protagonizan las barras de fútbol son actos humanos o actos del hombre, la distinción ético-axiológica que se le da a ambos conceptos es que los actos humanos son llevados a cabo por la parte racional, consciente del hombre; mientras que los actos humanos son los llevados a cabo por la parte animal-irracional del hombre, estos últimos por lo tanto no sería susceptibles de un análisis en términos de bien o mal, esto implica que el valor moral se encuentra solamente en los actos humanos, por lo tanto la violencia en el fútbol implica un acto humano objetivo (sin importar los elementos inconscientes) y susceptible de evaluación ética. (Dueñas, SA).

Dueñas nos dice: “Actuar libremente significa inclinarse, adoptar y realizar un valor, o rechazarlo. Cuando no existe uno o varios valores en la mente del individuo, su conducta va a estar orientada, no por valores, sino por instintos, reflejos, condicionamientos, hábitos, inclinaciones surgidas del inconsciente, presiones externas, etc.” (Dueñas, SA, pág.11).

Podría decirse que la violencia de las barras no es sólo agresión también es narcisismo, ya que como lo indica Fromm, una de las causas de la agresión defensiva es el narcisismo lastimado, y el narcisismo grupal fomenta la solidaridad y cohesión del grupo y hace más fáciles las manipulaciones al apelar a los prejuicios narcisistas, da satisfacción a los miembros del grupo y en especial a los que no encuentran razones para sentirse orgullosos y valiosos. (Fromm, 1975).

También vale la pena dar un pequeño acercamiento a la construcción de la masculinidad, como un discurso contrario al punto de vista psicoanalítico tradicional se propone la existencia protofemenina, es decir, el ser humano es esencialmente femenino, la tarea de separarse de esta feminidad y acercarse a lo masculino impone una separación que se realiza desde dos vertientes, en primer lugar el alejamiento de toda forma de afectividad y en segundo lugar el recurrir a la violencia como una forma de demostrar la dureza que aleja de la feminidad. Desde este punto de vista es claro entonces que la violencia que esgrimen las barras de fútbol, las cuales se componen en su mayoría de hombres, lo que busca es reafirmar la masculinidad. (Alvarado, 2006).

Tendríamos acá la figura de la violencia como una defensa frente a sentimientos “femeninos”. Siempre se ha considerado, y la historia patriarcal presenta una penosa crónica al respecto, que una de las características esencialmente femeninas es la carencia de poder, por lo que una sociedad que día a día quita el poder a sus habitantes los estaría feminizando. (Madrigal y Gallo, 2000).

Gándara, 1994, citado por Alvarado, 2006, nos comenta como los mismos cantos que usan las diferentes barras de los equipos de fútbol se enfocan en la presentación del jugador como un guerrero, es decir como una figura masculina insensible, llena de arrojo y de coraje que es capaz de soportar cualquier tipo de maltrato que se infrinja y el no hacerlo muestra un desvalimiento femenino.

Retomando el determinismo queda la sensación de que el sujeto que actúa en la masa futbolera no es consciente y por lo tanto inocente de sus actos, quiero llevar el punto más allá y hacer eco de la opinión de Fromm al decir que el individuo no es una persona destructiva por naturaleza o instinto, llega a este nivel por la avaricia y el deseo de ser superior, el deseo de tener más es lo que lo inclina a la pasión del poder sin límites, llevándolo al sadismo. Siendo los conflictos reales entre los grupos la causa de las guerras y no la destructividad humana, tal y como lo indicaba Freud. (Fromm, 1975).

Como dice Frankl, anteriormente, el sentido de la vida no es algo que se encuentra, es algo que nos encuentra a nosotros, el hace la distinción entre neurosis psicógenas y neurosis noogenas, es decir las que vienen de la mente humana. (Frankl, 1979).































Bibliografía
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[1] “Pienso, luego existo”

Influencia de la Religión y la Cultura en el Desarrollo de la Teoría Psicoanalítica: El Judaísmo Interminable, el Malestar Primigenio

“El niño es el padre del hombre”
Freud, 1913

El nacimiento del psicoanálisis no se generó de manera espontánea, tras de si existe un devenir histórico, como a la historia a éste le interesa el pasado y lo que se aprenda de él, no como a la primera, como relatos más o menos objetivos, sino como la búsqueda de la subjetividad que implica que esa historia será llevada al diván del analista. (Rodríguez, 2003)

La ilusión – parodiando a Freud – de la religión ha sido la búsqueda de la perfectibilidad humana, manteniendo tras si la imagen de ese padre omnipotente presto a castigar y premiar a los seres humanos, la más superyoica de las figuras, y el más omnubilador de los conceptos. No es casual que el primer libro que empleara la palabra psicología fue “La Perfección del Hombre”, escrito por Rudof Groekel en 1590. (Fromm, 1956).

El psicoanálisis ha mantenido la misma ilusión, pero bajo la carencia de un dios omnipotente, ha apostado por la sustitución del concepto del Padre por el de otro padre. Hay en este momento dos grupos que se ocupan del porvenir del “alma” humana, los teólogos y los psicoanalistas.

Las ciencias son formas esquematizadas de “leer” la realidad, su –por definición- esquivo contenido es el destilado último del contexto que se cosió lenta e inexorablemente. El psicoanálisis también implica una lectura de la realidad, su historia no nace en un precursor en 1856, sus raíces son las de una Viena liberal, las de un doble discurso sexual, las de una historia que se hace y se rehace de la mano del discurso del analista. El presente ensayo busca el arrojar luz sobre la influencia de la cultura – en su manifestación liberal – y la religión - de un hombre sin dios - en el desarrollo del Psicoanálisis.

La agenda política del psicoanálisis ha presentado a éste como el desarrollo único de un genio incomprendido, pero esto no es así, la historia que vio el desarrollo del psicoanálisis es el explosivo eslabón de acontecimientos aún más antiguos. (Plotkin, 2003).


Decían los antiguos filósofos que la perfección del hombre se alcanzaría cuando el ser humano encontrara la libertad interior, concepto similar a lo que propone el psicoanálisis, en tanto y cuanto, mediante el conocimiento profundo de las energías (trieb) del ser humano, la forma en que estas buscan su motilidad, los pasos engañosos de la transferencia y la contratransferencia, y el análisis de aquello que se debate para impedir ver más alla (resistencia) se puede alcanzar la ansiada libertad. (Fromm, 1956).

Históricamente hablando, uno de los paliativos fue la religión, para Freud, esta es la respuesta del ser humano a la impotencia. Impotencia que se siente frente a lo externo y frente a las necesidades pulsionales que vienen de adentro, doblemente sujeto diría Lacán, idea lapidariamente expuesta en el Malestar en La Cultura y en el Porvenir de una Ilusión. (Fromm, 1956).

La religión surge por lo tanto en una etapa primitiva del desarrollo del hombre, donde al no poder usar su razón, apuesta por usar sus afectos, en este momento desarrolla una “ilusión” basada pues en sus primigenias ilusiones infantiles, es decir encuentra refugio en la figura de un padre que una vez lo protegió y apuesta por otro Padre que lo proteja. (Fromm, 1956).

Quizá en este caso sería mejor decir que apuesta por una figura significativa, pues el análisis freudiano está basado en la muerte de su padre y siempre mostró una no analizada “incapacidad” para ver el papel que juega la madre en el desenvolvimiento psíquico, el continente oscuro permanecerá así para aquel que cierre sus ojos a la luz que hay sobre el mismo. Los ideales de Freud, son los que se ven amenazados por la ilusión, que lo toca tan íntimamente.

En 1805, Austria (considerada el centro de la cultura alemana) comienza a sufrir una serie de derrotas que culminarán con el tratado de Schönbrunn, como una forma de defensa, el país comienza una serie de ataques fallidos que buscaban no sólo la expansión sino la reafirmación del imperio, todo hasta 1867, cuando firma con Hungría un pacto que la hará convertirse en una figura sin precedentes hasta el momento en la historia europea: el imperio Austro-Hungaro, el cual se desintegraría en 1918, su último emperador fue Carlos I. Básicamente el acuerdo implicaba una no intervención, se mantenían dos parlamentos que se reunían alternativamente en Budapest y en Viena, un solo emperador de la casa de los Hasburgo y un ministro común para finanzas; política exterior y guerra. El parlamento estaba dominado por los liberales que apoyaban las libertades civiles, la igualdad ante la ley, el dinero sano y la libertad de comercio; su dominio siguió varios años y se terminó debido a una coalición contra los liberales, acuerpada esta última por la iglesia y los aristócratas, así como los partidos socialistas. Pero las ideas liberales y las leyes fundamentales permanecieron hasta el final del imperio. (Cachanosky, 2008)

Este ambiente liberal, haciendo a un lado las cuestiones económicas, implicó para Viena el convertirse en el centro intelectual europeo, y mentes de todo el continente empezaron el éxodo hacia la ciudad, se privilegió la libertad de cátedra y la no intrusión del gobierno en los asuntos académicos, existía la institución del Privat – Dozent, donde cualquiera que tuviera el grado de doctor y un libro publicado podía solicitar la admisión a la facultad como profesor ad honorem. (Cachanosky, 2008)

A todo esto, el siglo XIX nos presenta gente más creyente, las visitas a las iglesia aumentan, cosa diferente al siglo XVIII. El ambiente científico se debatía entre la obediencia a ultranza de las posturas religiosas y la creencia en las verdades científicas. El ateísmo de Freud implicaba el abandono de la traba que una posición eclesiástica le habría impreso a sus posturas científicas, para él el oceánico sentimiento – el cual no encontraba en su persona – implicaba, utilizando su metáfora, emborracharse con jugo de manzana… el dios de Freud era el “Logos”; retuvo la publicación de Moisés y el Monoteísmo no porque tuviera un respeto a la religión, sino para evitar que la iglesia católica prohibiera el psiconálisis en Viena. (Gay, 1994).


Se necesitaba un ateo para poder desarrollar una teoría de vanguardia, se necesitaba un nuevo dios, sin embargo como heredero del iluminismo, Freud – quiza sin querer[1] – le dio un tinte eclesiástico, ritualista a su ciencia. Como le decía Pfister, el método analítico tenía los tintes de la confesión católica. Hay una anécdota interesante en la vida de Freud, cuando este era niño, su niñera (su primer amor) que era católica romana[2] fue despedida y enviada a prisión por unos robos sin importancia, queda aquí la pregunta de si la “ilusión” contra la cual lucho Freud tan férreamente era el síntoma que este suceso había provocado en su vida psíquica. Su padre por otra parte le lego el sentido de pertenencia a un grupo étnico específico. (Gay, 1994).

Pero no sólo la libertad académica y la “carencia” de trabas en su pensamiento influyeron en el pensamiento de Freud, hacia ya tiempo que Spinoza había expuesto su idea de que la conducta de los seres humanos estaba motivada en su mayoría por ideas que se podían considerar inconscientes, Freud dio un paso más allá y considero que era la forma en que se establecían los deseos inconscientes y su tramite aquello que explicaba la enfermedad mental, aplicó por lo tanto un método para explorar estas desavenencias y el estudio de la forma en estas se manifestaban en el sujeto (sueños, lapsus, actos fallidos, etc). (Fromm, 1965).

Opina Fromm que la teoría psicoanalítica freudiana más que ser una hija directa de la época vivida por el fundador, es hasta cierto punto la forma tangencial en la que una época tocó la vida de Freud. Piensa que hay sin embargo, tres elementos que si pertenecen por completo a la época: “…la teoría de la libido, el concepto del hombre como máquina, y el concepto de que toda experiencia irracional en el hombre debe ser comprendida esencialmente como la repetición de sus experiencias durante su infancia”. (Fromm, 1965, pág. 5)


Piensa Fromm que la teoría de la libido obedecía al desconocimiento que se tenía en la época de la forma en la que muchos de las manifestaciones psíquicas estaban relacionadas con aspectos fisiológicos, existía además la influencia directa de un pensamiento mecanicista que afirmaba que existía una base ya fuera fisiológica o psíquica de los diferentes aspectos de la vida humana. La teoría de la libido (en especial antes de la introducción de Eros y Tánatos) ofrecía pues la explicación causal, pues la pulsión era algo que estaba “entre lo físico y lo somático”. Como neurólogo Freud estaba navegando por las aguas peligrosas de la falta de conceptos científicos respaldados por el método tradicional. Por otra parte la Viena de Freud, dado su carácter represor de la sexualidad, lo llevó a pensar que dado que el sexo era lo que más “salía” como contenidos reprimidos, tendría que ser el aspecto central en la conformación psicológica del ser humano. (Fromm, 1965)

Respecto al hombre máquina, este era un concepto de uso general en neurología, igual al hombre aislado que sólo se relaciona bajo la necesidad que supone el intercambio económico, tal y como lo propuso Adam Smith; aún cuando Freud vislumbraba la relación dialéctica entre sujeto y sociedad, al escribir pulsiones y destinos de pulsión, mostró a un ser permanentemente determinado por las pulsiones que buscan su tramitación mediante la descarga. (Fromm, 1965)

Con referencia a la repetición de las experiencias vividas durante la infancia, pilar fundamental de la teoría psicoanalítica, agrega Fromm que esta era una creencia ubicada en el desarrollo de la sociedad burguesa de la Viena del siglo XIX, donde no se entendía como un adulto podía sufrir un trastorno, digamos ansiedad, si se le ofrecía la pertenencia a una sociedad segura y predecible, por lo tanto esta ansiedad tenía que ser una vivencia rediviva de los años infantiles. (Fromm, 1965)

Burton Pirke, citado por Morse, (SA) habla de la evolución de las ciudades periféricas, Viena entre ellas, y elabora dos ideas: la primera de ellas el paso de lo estático a un fluir, es decir la yuxtaposición de las clases sociales enmohecidas a los vaivenes, diríamos al movimiento de las pulsiones; y la segunda el ver la sociedad urbana como un todo, donde el sujeto se coloca como un observador del devenir social, la modernidad petrificada diría Morse

La metrópoli se convierte en la fuente de la ficción y del consumismo, Freud logra ver que la ficción tiene tanto valor como las realidades, cuando sus histéricas le relatan episodios de
abusos sexuales infantiles, considera que es una realidad su relato, y aunque luego juguetee con la fantasía del mismo, afirmará consecuentemente que la ficción tiene el valor de la realidad en el aparato psíquico. (Morse, S, A)

En la Viena de Freud, el emperador se había convertido en un padre protector, sin embargo la gente recurría a la evasión, pues dado el sentimiento de falta de poder, se refugiaban en la estabilidad burguesa, buscaban el antisemitismo, era la huida a la evocación de las cosas pretéritas. No era raro que Freud buscara en la profundidad las huellas de lo pasado, pero plenamente actual dentro de la intemporalidad del inconsciente, definitivamente el surgimiento de “el complejo de inferioridad” de Adler se debía dar en esta patria. (Morse, S, A) Como expuso Adolfo Hitler, citado por Feder, SA, página 3, en sus puntos sobre la cuestión judía, “solo puede ser ciudadano el que es miembro del pueblo. (…) Ningún judío por consiguiente puede ser miembro del pueblo”. Por lo tanto Freud podía ser burgués con las características arriba citadas, pero colocarse como observador y como crítico.

El colapso del liberalismo implicó una nueva forma de estética, la cultura dejó de ser una fuente de valores y la pertenencia a ciertas clases se convirtió en un valor en sí mismo, esto implica una cultura reducida al disfrute sibarita y la ansiedad que producía la imposibilidad de tener este placer o la amenaza de su perdida. Precisamente ese es el malestar que comunican los pacientes freudianos. También tenemos que esta ansiedad se transformaba además en movimientos de masas, manifestado una “revolución contra la razón”, muchos desplazaron el centro psicológico al centro político y los movimientos peleaban por la validación de esta agenda de la cual el antisemitismo fue herramienta clave. (Morse, S, A)

Aspecto claramente palpable en la arquitectura grandilocuente, una especie de barroquismo, donde se construía en detrimento del pequeño espacio, las obras estaban edificadas para hablar reactivamente de la grandeza del hombre, no para el servicio del mismo. Implico esto el paso de la música de Mozart a Beethoven, osea el inexorable transito hacia las posturas burguesas. Viena adquiere una lógica propia, había dejado de ser
el mero reflejo especular del eje París – Londres y se había convertido en un ser diferente, Paris habría inspirado el psicoanálisis, pero no lo habría visto nacer como si lo hizo Viena.
(Morse, S, A)


























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[1] Un cigarro a veces es solamente un cigarro.
[2] Ella se encargo de llevar al pequeño Freud a la iglesia y de abonar sus sentimientos espirituales.