El sexo suele ser algo que
horroriza a la iglesia católica, así que aproximadamente 300 años luego del nacimiento
de la iglesia, años más, años menos, un grupo de curas de alto rango decidió
que la mejor forma de servir a dios era mediante la negación de la carne, y
hacerse célibes. Optando así por la
represión; mecanismo de defensa, que por definición, está condenado al fracaso.
El mecanismo típico de la
represión es como se sigue: un contenido
no aceptado o aceptable, debido a su contenido sexual o moral, es llevado a las
profundidades del inconsciente, eso no lleva a ver, como decía Freud, que todo
lo reprimido es inconsciente, aunque no todo lo inconsciente es reprimido.
El imaginario social ha aceptado,
sin embargo, que el cura tiene una especie de visto bueno divino que implica
que la sublimación será automática, una especia de concesión divina que se da
por sentado… Aunque el fracaso de la
misma a escala vaticana es evidente
La sublimación implica por su
parte que existen deseos que se convierten en algo inocuo, es decir que lo
impuro se va por vías de mayor pureza.
Entonces el cura ya no tiene sexo, si no que toda esa energía se va en
ayudar a la gente… en teoría. Como dice
la canción de Garfunkel and Oates: “Thanks
god I´m holy”, que vendría a significar, gracias a dios que estoy bendita, pero
también su pronunciación se acerca a la expresión gracias a dios que tengo
hoyos.
De poco vale que Vergoglio se
desgañite ensalzando el celibato, la cruda realidad es que los curas mantienen
una vida sexual activa, y que, sospecho, esa represión, mantiene altos niveles
de neurosis entre las castas sacerdotales.
Y es que basta con escuchar las
expresiones trasnochadas de muchos curas para darse cuenta de que el asunto es
grave. No es casual que dios mantenga
esa preocupación obsesiva y enfermiza sobre los y las compañeros y compañeras
de alcoba de la gente. Al fin de cuentas
es creación de los hombres y dado que sus representantes tienen semejantes
rollos sexuales, pues él los tendrá. Y
es que si piensan, a dios no le importa que niños mueran de hambre, le preocupa
que los judíos no se corten el prepucio.
Es algo así como un urólogo cósmico…