sábado, 27 de diciembre de 2008

El Beneficio de la Agresividad

El dinero y el poder son elementos con vida propia, y como seres que están vivos exigen y buscan el dominio. Desde hace tiempo el fútbol se ha convertido en el amansalocos de los tiempos modernos. Su utilización se ha convertido en la forma de validar los diferentes elementos contradictorios de la sociedad, el estadio es el sitio donde las personas pueden gritar y hacer la catarsis necesaria de todos los problemas que viven.

Este deporte no solo implica la salida de sentimientos homoeróticos en una forma más o menos socializada, implica así mismo un sitio donde se puede vivir la violencia en su forma más brutal. Sin embargo socializada y sancionada afirmativamente por el establishment.

Hace años los equipos “grandes” de nuestro país recurrieron a una “sabia” decisión, y a modo de los países suramericanos, fabricaron grandes barras de fútbol que agruparan a los (as) miembros (as) de las clases psicológicamente bajas de nuestra sociedad.

Esta creación no busca sólo la salida de los sentimientos agresivos, si no que precisamente se ubican como un escudo a esa agresividad, mi propuesta gira alrededor de varios puntos centrales:
· La agresividad de las barras es un emergente social que sale de las profundidades de las contradicciones.
· Existe una participación de los equipos futbolísticos para mantener estas barras.
· Los equipos encuentran su beneficio en la redirección de esta agresividad
· Hay un beneficio claro para el gobierno en la violencia desplegada.
· Es necesario mantener una respuesta ética clara frente a estos elementos

La ética y la moral, aunque comparte su misma raíz: costumbres, se han convertido con el paso del tiempo en dos entes diferenciados, el primero con su raíz griega ethos, atañe a la vivencia personal de los aspectos morales, mientras que el segundo con la raíz latina mos, moris, tiene los tintes de lo comunitario. Por lo tanto la ética implica la interiorización de los valores y el actuar en forma coherente con los mismos. (Dueñas, SA)

A la ética le interesa el estudio de los actos humanos, lo cual sería su objeto material, mientras que su objeto formal sería la bondad o la maldad intrínseca a los actos humanos. El que un acto sea bueno o malo va a depender del código moral al que un sujeto se encuentre adscrito. Tiene el carácter de una ciencia en tanto predice como debería (no necesariamente como lo hará) comportarse un ser humano, uno de los métodos de análisis que usa es la axiología (valores), el cual a través del cuestionamiento filosófico identifica los valores existentes en los diferentes actos humanos. (Dueñas, SA)

Deseo apuntar como se da una identificación de los valores, no un juicio a los valores, el fenómeno futbolístico en Costa Rica ofrece un campo muy rico de diferentes valores y la defensa que se hace de los mismos. Los valores tienen una parte descriptiva racional, próxima a la Verstand (intelecto), que engloba la parte descriptiva del acontecimiento y la Versnunft (razón precisa y rigurosa) que se refiere a la capacidad de “captar” la esencia de un valor. Por ejemplo, los indios en la América precolombina no habían escuchado el mandamiento de “no matarás” sin embargo ya tenían un concepto que los llevaba a apreciar el valor de la vida humana. (Dueñas, SA)

Es conocido por todos que los diferentes equipos futbolísticos mantienen económicamente las barras de futbol, cosa que ellos niegan, pero se sabe extraoficialmente que lo hacen. Es claro que el beneficio que obtienen radica precisamente en el desvío que hacen de la agresión que siente la barra hacia el equipo hacia el resto del mundo. (Perie, 2007).

En su amplia mayoría son los adolescentes los cuales presentan actos de mayor violencia; las investigaciones muestran que precisamente los adolescentes violentos son aquellos que tiene una mayor dificultad a la hora de adaptarse a los requerimientos burocráticos de las estructuras. (Alvarado, 2006)

Es decir que frente las contradicciones sociales a las que nos vemos expuestos por la desigualdad del sistema se convierten en un poderoso “impulso” que se acumula en la mente de los jóvenes y que luego se traduce en actos de violencia, que son la forma que tiene para dejar escapar estos montos agresivos. (Freud, 1993; Alvarado, 2006).

También vale la pena dar un pequeño acercamiento a la construcción de la masculinidad, como un discurso contrario al punto de vista psicoanalítico tradicional se propone la existencia protofemenina, es decir, el ser humano es esencialmente femenino, la tarea de separarse de esta feminidad y acercarse a lo masculino impone una separación que se realiza desde dos vertientes, en primer lugar el alejamiento de toda forma de afectividad y en segundo lugar el recurrir a la violencia como una forma de demostrar la dureza que aleja de la feminidad. Desde este punto de vista es claro entonces que la violencia que esgrimen las barras de fútbol, las cuales se componen en su mayoría de hombres, lo que busca es reafirmar la masculinidad. (Alvarado, 2006).


En esta explicación es transparente la existencia del placer como un valor, es conocido como el ser humano busca el placer y evita el displacer, sin embargo, en la actitud violenta de los miembros de las barras de fútbol el placer que los acerca a la exteriorización de los sentimientos se ve empañado por la demostración de la violencia como una forma de negar la existencia de esos sentimientos. (Freud, 1993; Dueñas, SA)

Tendríamos acá la figura de la violencia como una defensa frente a sentimientos “femeninos”. Siempre se ha considerado, y la historia patriarcal presenta una penosa crónica al respecto, que una de las características esencialmente femeninas es la carencia de poder, por lo que una sociedad que día a día quita el poder a sus habitantes los estaría feminizando. (Madrigal y Gallo, 2000).

Gándara, 1994, citado por Alvarado, 2006, nos comenta como los mismos cantos que usan las diferentes barras de los equipos de fútbol se enfocan en la presentación del jugador como un guerrero, es decir como una figura masculina insensible, llena de arrojo y de coraje que es capaz de soportar cualquier tipo de maltrato que se infrinja y el no hacerlo muestra un desvalimiento femenino.

Además, la historia del fútbol en nuestro país nos muestra como este se ha convertido de un mecanismo gubernamental que “tapa” el endurecimiento de las condiciones de vida y de la forma en la brecha social se va ampliando. No es difícil recordar como la apoteosis de un gol realizado en un mundial de fútbol es apoyada (como hoy con el decreto de asuetos por partidos de futbol) por el gobierno, así la gente se vio imbuida en una celebración que se tradujo en el vandalismo y el colapso vial de San José, mientras que en un segundo plano se aprobaba un paquete de aumentos en el costo de la vida. (Villena, 1998).


El desarrollo histórico del costarricense se puede ver como una alegoría a la individualidad, es decir que el costarricense se forma como tal en la seguridad de su propiedad agrícola, el hecho de vivir reducido a las pequeñas unidades de producción del tiempo colonial, así como el aislamiento geográfico lo condenan a la individualidad. Como una forma de identificación los clubes futbolísticos “grandes”, así como la selección nacional son el espejo donde los costarricenses se identifican, y como tal susceptible de las más variadas identificaciones. (Villena, 1998)

Se ha encontrado que la cercanía de los adolescentes a la primera división es inversamente proporcional a su capacidad de cuestionamiento, es decir, que mientras más se relacione un joven con los equipos de primera división menor será su capacidad de cuestionamiento, lo cual resultaría sumamente beneficioso para el gobierno. (Alvarado, 2006).

Por otra parte subyace a todo lo anterior la posición ética, pues la cercanía a los hechos futbolísticos desde la visión impuesta anteriormente nos plantea diferentes cuestionamientos éticos, primero como científicos (as) sociales y luego como miembros (as) de esta sociedad:

· Primero el problema que nos impone la existencia de diferentes posturas morales respecto a lo que es bueno o malo, si partimos del fútbol como una forma de superar la individualidad se nos plantea que la pertenencia a las barras por ejemplo, es una forma de superar este primer dilema, puesto que el discurso y el manejo de la violencia que queda plenamente justificada por ese discurso es algo común a todos. Pero también nos habla que para opinar al respecto en una forma lo más objetiva posible es necesario mantener un distanciamiento de este fenómeno. (Dueñas, SA)

· Tenemos también el problema de la libertad humana, es claro que esta libertad es solamente relativa y pertenece al ámbito de la pertenencia a los grupos sociales y el acceso que estos tengan a una realidad específica y permitida, la identificación de los miembros de las barras de fútbol es una (Dueñas, SA)

· Otro es el problema de los valores, en este aspecto es palpable la condición subjetiva de los mismos, ya que para los miembros de una barra que agreden a un miembro de la barra del equipo rival, es claro que sus valores deban ser defendidos, aún por encima de los valores del otro sujeto. Acá precisamente se encuentra el problema, en la caída del sujeto como ente ontológico independiente y su conversión, perversa podríamos llamar, en un objeto, y por lo tanto en algo sin opinión, derechos y afectos. Los valores implican una interiorización de los aspectos morales, en el sujeto se supone que se encuentran esclarecidos y que impregnan su convicción personal interna. (Dueñas, SA).

· El problema del fin y los medios, en otras palabras la tesis maquiavélica del fin justifica los medios. (Dueñas, SA).

· El problema de la Obligación Moral, se pone acá de relieve el valor que se otorga a las identificaciones, por ejemplo cuando la selección pierde se culpa directamente a los jugadores y se apela a su falta de patriotismo como una de las causas. Sobresale nuevamente el tema de los valores, puesto que se le da una justificación afectiva a la violencia, pues es la defensa de un valor: el patriotismo.


Decía hace un momento como la ética estudia los actos humanos, igual que la psicología. La psicología sin embargo nos habla del porque se dieron los hechos solamente, mientras que la ética les da una connotación de buenos o malos. Pero no es posible que el psicólogo no comparta así mismo una posición ética y defina su vida en términos de bien o mal, aplica por lo tanto la misma óptica al análisis de los acontecimientos sociales. No es posible estudiar al ser humano sin tomar una postura sobre el bien o el mal, las mismas teorías de la psicología se encuentran sobre la consideración ontológica y axiológica. (Dueñas, SA)

Otro punto interesante de la discusión es preguntarse si los actos violentos que protagonizan las barras de fútbol son actos humanos o actos del hombre, la distinción ético-axiológica que se le da a ambos conceptos es que los actos humanos son llevados a cabo por la parte racional, consciente del hombre; mientras que los actos humanos son los llevados a cabo por la parte animal-irracional del hombre, estos últimos por lo tanto no sería susceptibles de un análisis en términos de bien o mal, esto implica que el valor moral se encuentra solamente en los actos humanos, por lo tanto la violencia en el fútbol implica un acto humano objetivo (sin importar los elementos inconscientes) y susceptible de evaluación ética. (Dueñas, SA).

Nos enfrentamos a la discusión de la libertad humana, es interesante saber si los actos violentos persiguen un fin en si mismo o no, una óptica es el determinismo skinneriano, es decir, los seres humanos actúan porque existe un condicionamiento previo; lo cual podría ser cierto referido a los actos del hombre, pero no a los actos humanos, pues –aunque el psicoanálisis sea determinista- existen pulsiones en el hombre que provienen de su ello, sin embargo los mismos son evaluados por el superyo, que como instancia moral se encarga de “calificar” esos actos y permitir que el yo los ejecute, queda demostrado como la masa se permite comportamientos que el individuo no se permitiría. (Freud, 1993; Dueñas, SA).

Dueñas nos dice: “Actuar libremente significa inclinarse, adoptar y realizar un valor, o rechazarlo. Cuando no existe uno o varios valores en la mente del individuo, su conducta va a estar orientada, no por valores, sino por instintos, reflejos, condicionamientos, hábitos, inclinaciones surgidas del inconsciente, presiones externas, etc.” (Dueñas, SA, pág.11).

El adoptar un valor es algo que depende de la percepción conceptual y de la percepción intuitiva, las barras de fútbol son consciente de valores como la no agresión, o la paz, sin embargo, un nuevo esquema de valores, como la defensa a ultranza de lo que simboliza el equipo futbolístico para la psiquis de esa persona, en estrecha unión con su historia de vida, se erige como un nuevo sistema que tiene la particularidad de ser netamente intuitivo y por lo general inconsciente, esto nos explica que los valores más que conocerse deben sentirse. Todo esto está íntimamente relacionado con la bipolaridad de los valores, es decir con su presentación en pares opuestos, además con la escala de múltiples valores positivos y negativos, es decir la existencia de matices entre los opuestos y la escala del valor central, que es como una curva de gauss, con el valor más alto en un extremos (en sentido de bien o mal) y el más bajo en el otro, la mayoría de las personas se encuentran en el medio de la curva, pero son susceptibles de viajar a uno u otro extremo si se dan las condiciones adecuadas. (Dueñas, SA).

Existe acaso en la amenaza a la figura parental representada por el equipo de fútbol con todos los elementos ya citados, elementos tan poderosos que hacen que la gente se sienta violentada, es acaso una forma de defensa la que esgrimen. En mi opinión si existe tal amenaza y tal defensa, las barras están protegiendo la integridad de la figura parental, todo basado en la cómoda y útil ignorancia, porque su actuación se basa en motivaciones inconscientes, todo esto es en suma una barrera a la libertad, la tesis que se esconde detrás de todo esto es que las barras son manejadas por intereses personales, los mismos equipos y el establishment. (Freud, 1993).

Podría decirse que la violencia de las barras no es sólo agresión también es narcisismo, ya que como lo indica Fromm, una de las causas de la agresión defensiva es el narcisismo lastimado, y el narcisismo grupal fomenta la solidaridad y cohesión del grupo y hace más fáciles las manipulaciones al apelar a los prejuicios narcisistas, da satisfacción a los miembros del grupo y en especial a los que no encuentran razones para sentirse orgullosos y valiosos. (Fromm, 1975).

Retomando el determinismo queda la sensación de que el sujeto que actúa en la masa futbolera no es consciente y por lo tanto inocente de sus actos, quiero llevar el punto más allá y hacer eco de la opinión de Fromm al decir que el individuo no es una persona destructiva por naturaleza o instinto, llega a este nivel por la avaricia y el deseo de ser superior, el deseo de tener más es lo que lo inclina a la pasión del poder sin límites, llevándolo al sadismo. Siendo los conflictos reales entre los grupos la causa de las guerras y no la destructividad humana, indicado por Freud. (Fromm, 1975).

Como Fromm señala la pasión dominante del hombre sea el amor o la destructividad depende en gran parte de las circunstancias sociales, estás operan en relación con la situación existencial biológicamente dada y las necesidades que en ella tiene su origen, y no con una psique indiferenciada, como supone la teoría ambientalista. (Fromm, 1975).

“Según hemos visto la Libertad es una de las principales condiciones para que un acto pueda ser calificado como un acto humano propiamente dicho (ya que solo en los actos humanos interviene la inteligencia y la voluntad). También la Libertad ha quedado definida como una “autodeterminación axiológica”, o sea, que los valores morales sólo son alcanzados cuando una persona ejecuta su conducta en pleno uso de sus facultades de conocimiento y de voluntad. El ejercicio de la Libertad, en la medida en que incorpora valores en el momento de la elección, es la raíz de la superioridad de un acto humano y de su valor moral.” (Dueñas, SA, pag. 12)






































Bibliografía
Alvarado C, C. (2006). El laberinto de las masculinidades: de seminaristas, adolescentes, pobres y estrellas juveniles de fútbol. Relato de tres experiencias de trabajo con adolescentes varones desde la salud sexual y reproductiva. En revista Adolescencia y Salud Costa Rica: S.E. En www.binasss.sa.cr/revistas/ays/6nl7art4.pdf Accesado el día 21 de julio de 2008.

Dueñas, F. (S.A). Ética y Valores México: www.rcadena.com/ensayo/etica.htm Accesado el día 21 de julio de 2008.

Freud, S. (1993). Psicología de las Masas y Análisis del Yo. En Obras Completas Versión Electrónica. S.C: Editorial Nueva Hélade.

Freud, S. (1993). Pulsiones y destinos de pulsión. En Obras Completas Versión Electrónica. S.C: Editorial Nueva Hélade.

Fromm, E. (1975). Anatomía de la Destructividad Humana. Siglo XXI, España

Madrigal, A; Gallo, A. (2000). Imagen de Sí Mismos de Hombres Travestis: Estudio de casos cualitativo sobre la imagen de sí mismos de varios hombres que utilizan ropas femeninas en la ciudad de San José. Tesis para optar al grado de licenciatura en Psicología. Costa Rica: U.C.R.

Perie, P. (2007). Por qué la Violencia en el Futbol. Costa Rica: S.E. En www.tantofulbol.com/2007/08/19/por-que-la-violencia-en-el-futbol Accesado el día 21 de julio de 2008.

Villena, S. (1998). Futbol, Mass Media y Nación en Costa Rica. En Lecturas: educación física y deportes. Año 3, No. 10 Buenos Aires, Argentina: S.E. En www.efdeportes.com/efd10/svf10.htm Accesado el día 21 de julio de 2008.

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